Bulla, la nueva apertura del chef Pedro Martín (Tezka, Jaleo y Kaye), llegó a la Condesa. La apuesta es un restaurante sencillo, acogedor, sin pretensiones y con una gran propuesta de comida y bebida. Al sentarte en una mesa en Bulla, pedir una ración de tortilla y una caña de cerveza te sentirás como en un bar madrileño.
La propuesta culinaria es de comida española tradicional informal. De todo lo que hay en el menú puedes pedir una tapa, media ración o una ración. Eso es súper ganador, porque así puedes probar más platos o guisos en presentación pequeña, cosa que no es común en nuestro país. Nosotros probamos la tortilla de papa, esponjosa y al término de cocción justo. Después pedimos las papas bravas, un platillo muy sencillo pero absolutamente delicioso: las papas estaban crujientes por fuera y súper suaves por dentro, venían acompañadas de un ali oli y una salsa de jitomate, sazonadas a la perfección. Ya te habrás dado cuenta de que aquí la papa es un ingrediente especial, viene de productores chiapanecos. Incluso en la sencillez de una tortilla o notarás su singularidad.
Después pedimos el lechón confitado con puré de papas. La carne era tan suave que se deshacía. Todo venía acompañado de un par de hogazas de pan, ¡y qué pan!, costra gruesa, el migajón esponjoso y con ese toque tan rico —que sabe a trabajo y esfuerzo— a masa madre.
La carta de vinos merece una mención aparte: casi todos son españoles y algunos mexicanos, a excepción de un par de prosseccos y champañas. De los vinos españoles nos encontramos un par de joyitas, como cavas de Rias Baixas. Y de los mexicanos, grandes propuestas de vinos del Valle de San Vicente. Puntos extra porque los precios son súper accesibles, aunque las opciones por copeo son pocas. Claro, si no le entras al vino, también puedes pedirte tu cañita o algún vermouth.