Desde la CDMX volteamos a ver a Guadalajara como una ciudad de explosiva creatividad. Hace décadas que es semillero de los más grandes nombres en el país en cuanto a moda, música, diseño y arte. Por ello te traemos dos lugares donde confluyen la gastronomía y el arte contemporáneo. Apenas dos spots que reflejan perfectamente esa inclinación vanguardista de la ciudad y que tienes que apuntar para tu próxima visita.
Bruna y Octo son dos restaurantes-galería en Lafayette, muy cerca de la famosa (y a ratos polémica) colonia Americana. Uno seguido del otro, tienen conceptos distintos y, a la vez, son hermanos. Lo que los une es que en ambos la arquitectura, el diseño interior, las exposiciones, incluso la vajilla y los alimentos están ligados al arte.
Bruna
Bruna se ubica en una inmenso predio donde cada rincón desvela sorpresas de reconocidos artistas de la escena tapatía, algunas de las piezas incluso fueron creadas especialmente para ellos, como el mural circular de la terraza, de Jesus “Feng” Villalpando. Aquí los espacios conforman un laberinto de formas y texturas fuera de lo cotidiano. Guiados por el dominante patrón de cuadros negros y blancos, llegamos a jardines mágicos donde conviven bonsáis y esculturas entre una densa niebla. Y eso que apenas íbamos a descubrir una de las galerías más grandes del occidente del país. En nuestra visita, exponían el trabajo de más de diez mujeres de las artes plásticas.
Octo
Octo nació luego de Bruna y completa la visión arquitectónica de sus creadores. Recubierto enteramente por un patrón único de ladrillos hexagonales, aquí también se impulsa el talento emergente en exposiciones gratuitas de su galería, cuya curaduría está dirigida por la restauradora Maythé Loza.
¿Qué comer?
Se discute de arte en la sobremesa, pero antes hay que decir algo sobre los platillos. Ambas cocinas están a cargo del joven y talentoso chef Óscar Garza; mientras que en Bruna creó un menú de cocina mexicana contemporánea, (te recomiendo el plato de degustación de 10 moles distintos y el chamorro en mole negro), en Octo el menú da un giro más fresco hacia los pescados y mariscos, donde brilla el pescado a la sal y el aguachile tatemado. Puntos extra porque los insumos se obtienen de ranchos orgánicos locales, conscientes de los procesos de sustentabilidad y temporalidad.
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