En la esquina de Orizaba y Tabasco en la Roma hay una nueva cabañita para resguardarse del frío y de paso echarse un desayuno o brunch de esos que te hacen decir “ahora sí me atendí como merezco”. Si llegas por Orizaba, detente en la ventana, desde la cual puedes pedir un café para llevar y, probablemente, ser tentado con un pan dulce (directo de dos panaderías que saben lo que hacen: Marne, en la San Miguel Chapultepec y Forte, en la Juárez). Si quieres una bebida más lechosa y muy poco dulce, hay una horchata con café que acompañará bien tu panecito.
Al interior, toda la decoración es de madera rústica en tono natural. Así que en verdad parece una cabaña que te hace olvidar que estás a unos cuantos pasos del ir y venir de Álvaro Obregón. En mi visita, como lo sentí un poco oscuro (y porque como buena chismosa me gusta ver a la gente pasar), decidí mejor instalarme en las mesas del exterior.
Una grata sorpresa fue que la selección musical, ya que aún en las horas en las que no hay Dj, es interesante y shazameable (de vibra jazz o R&B muy a gusto) además tienen un excelente equipo de sonido. El Dj lo encuentras todos los domingos entre 11 y 2 de la tarde, así que es un buen pretexto para caerle al brunch.
En Brew Brew hay platos bien abundantes que vale la pena compartir. El que seguro verás en Instagram muy pronto (si no lo has visto ya) son sus chicken and waffles. Con una buena ración de pollo con su costra súper crispy, la cual contrasta perfectamente con la suavidad de los waffles, bañados con miel de maple y una salsa cremosa de cilantro (aunque suene raro, no estorba, más bien le da el toque sui generis de la casa).
Los acompañé con una Ginger brew, una bebida curiosa y fresca, con café, cerveza de jengibre de Velvet Soda y limón. Para seguir moncheando, probamos los chilaquiles con suadero. Aunque casi no pican, la salsa no le pide nada a la de lugares más tradicionales.
Desde medio día ya va haciendo sed de la mala, y en Brew Brew crearon nueve cocteles con café, desde el Brewni, que recuerda a un negroni (campari, vermouth, mezcal y café) hasta uno que lleva licor de maíz, café y piloncillo. Entre los que no llevan café, probamos la Jacobita y nos encantó su originalidad, con frutos rojos, guanábana y lychee pero sin ser excesivamente dulce.