La práctica tendencia de servir todo en un plato sigue enérgica, y Boul se une a ella con sus tazones servidos en un local amplio y agradable, decorado con detalles artesanales.
Puedes hacer tu propia combinación, con arroz blanco, rojo o verde, quinoa o ensalada como base, más una proteína, dos complementos y una salsa, o elegir entre sus guisados mexicanos y de inspiración latina; destacan el rey de la ciudad (arroz rojo, un excelente mole de picor moderado, traído de Oaxaca, plátano macho, huevo estrellado y/o milanesa de res) y el "pibil" (arroz rojo, cochinita pibil preparada con un sabroso recado que traen de Yucatán, frijoles de la olla, aguacate, salsa de cacahuate y chipotle, cebollitas con habanero).
Además hay especiales del mes, con productos de temporada y la buena sazón de la joven chef Melissa Sánchez (Mia Domenicca), y postres tentadores, como el volcán de cajeta con helado de canela (con sabores cremosos y más dulces), y la esponjosa madalena con buttermilk de limón y helado de vainilla-lavanda (muy fresco y equilibrado). Las porciones están bien servidas y los meseros son amables y atentos: Boul es una gran opción, tanto para la comida godinez, como para apapacharse sin gastar demasiado.