A la miga de pan también se le dice borona, pequeños trazos que se desprenden al partir aquella delicia proveniente del trigo. Las propiedades de este producto son dominadas de pies a cabeza en un pequeño local de la Roma Sur: Borona Lonchería.
La hechura de cada platillo resulta en una serie de combinaciones irrepetibles y con mucha personalidad. El sello de la casa es María Félix, un toast picosito gracias al queso de cabra de chiles secos, e idealmente balanceado con la cremosidad del guacamole para rematar con crocantes y saladitos chapulines.
El sándwich buchón viene equipado con arrachera y pimientos asados, mismos envueltos en el tono ahumado de la mayonesa de ceniza. La clave está en en el cacahuate, un ingrediente que no lo imaginaría combinado con el queso chihuahua pero resultó ganador.
Los dos postres flechan desde su lectura: sándwich baby guayaba o baby monkey, me fui por el segundo. Un pan amorosamente enmantequillado, relleno de plátano macho con tonos de chocolate amargo y excepcional spread de dulce de leche con cardamomo. De tamaño chiquito, fácil de devorar y adorar.
Borona remite al cariño de la cocina casera, ese donde hasta las migajas del plato terminan en la panza.