Es una casa de la Cuauhtémoc convertida en restaurante de tres pisos, tiene temática de comida del Pacífico y una terraza en la parte de arriba en donde viernes y sábados puedes aprovechar la barra de bebidas con música a cargo de djs invitados. La decoración es muy sobria con grises y azules que además le dan un estilo elegante, pero el lugar se presta por completo para comer y echar unas copas con los amigos. En el segundo piso hay una mesa en un área que se podría usar como privado si vas con unas ocho personas, ideal para cumpleaños o comida de trabajo.
De comer hay mariscos y algunas opciones de carne, como hamburguesas. Una vez que tengas tu cerveza o Clamato listos, comienza con unas alitas de pulpo, puedes elegirlas con salsa BBQ o hot, la segunda opción es la mejor por su particular sabor agridulce y ligeramente picante. De alitas no tiene nada, pero no se trata de una decepción, son trozos suaves de pulpo –cocido en su punto– sobre una cama de gajos de papas fritas, todo está bañado en la salsa estilo búfalo y le acompañan tiras crudas de apio y zanahoria, para que las remojes en aderezo de queso azul; es la entrada perfecta para compartir.
También puedes comenzar con los tacos. Una de las mejores opciones es el taco de setas salteadas, llevan un ligero sabor a especias y lo sirven con queso y aguacate, puede ser la opción vegetariana o ligera de las entradas. También probamos la gringa de pescado, es mantarraya al pastor con queso mozzarella y una salsa especial de piña con miel, una porción generosa en tortilla de harina. Otro taco que se antoja es el de chile relleno, no lleva mariscos pero es un cuaresmeño con queso y capeado crujiente. Lo que deben cuidar en el restaurante son las salsas que colocan en las mesas, algunas llevan crema o mayonesa y tuvimos que cambiar un par que ya no estaban del todo frescas, pero el mesero nos resolvió de volada y la atención se sintió compensada.
Si se te antoja una sopa hay caldos de pescado y de camarón, o un arroz baja que lleva camarones a la diabla. Probamos el aguachile de pescado servido en una copa martinera, muy buena sazón entre el limón, el chile y la sal, pero llevaba demasiado pepino en ralladura larga, lo cual se convirtió en un problema al momento de cazar los trozos de pescado.
En las especialidades anuncian un molcajete mar, perfecto para unas dos personas con buen apetito. De nuevo las reglas cambian, pero no para decepcionar; en lugar de molcajete te sirven un anafre con brochetas de camarón, pulpo rostizado, chicharrón de pascado –buen sabor y textura– y nuestro favorito: un chile verde relleno de queso mozzarella. Tienen una opción de molcajete con arrachera, por si quieres combinarle con algo de platillos de tierra.
El servicio que nos ofrecieron en Baja Street Food fue perfecto, te tratan como en casa y te atiborran de recomendaciones sin caer en el exceso; al final fuimos convencidos de cerrar la comida con unos carajillos. Es un restaurante de alma juvenil, tiene un menú de mariscos que puede ser típico, pero el conjunto de comedores amplios y barra de bebidas lo vuelven en una opción que no desencanta cuando lo visitas, tenlo como una opción segura para comer rico y a buen precio con tu grupo de amigos y que es una de las mejores opciones de mariscos en la Cuauhtémoc.