Cuando le comenté a mis amigos jarochos que visitaría Guadalajara, cuatro de ellos me dijeron que Anita Li era un imperdible. Por eso me aventuré a visitarlo.
Caminé algunas cuadras bajo el intenso sol tapatío y llegué a lo que parecería una bodega. La pared por fuera es azul palido con negro y las puertas grises. Cuando entre todo cambió; lo primero que vez es una salita de espera con bancas de color rosa mexicano, al levantar la vista me atraparon los detalles playeros. Del lado derecho hay una barra que te hace sentir como si estuvieras en el mar, y al fondo hay un vitral de espejos en forma de rombos que dan el efecto de profundidad.
Como venía solo, tenía hambre y el lugar estaba lleno, pedí sentarme en la barra. Rápidamente uno de los bartenders me preguntó si quería beber algo y pedí un mojito, que fue azucarado, como me gusta, y con menta fresca.
Su carta es variada pero se especializan en mariscos. De entrada pedí totopos de atún, unas tostaditas con sashimi de atún con ajonjolí negro y brotes de cilantro, que llegaron en una orden de tres. Después trajeron el confit de pato deshuesado con salsa criolla que me hizo chuparme los dedos.
De plato fuerte pedí las flautas de mar. El relleno era de camarón, pescado y pulpo y venían servidas con col morada, un poco de salsa de aguacate y un chile güero toreado. Aunque tuvieron buen sabor, el emplatado no me gustó mucho.
Mientras comía, eché un vistazo por el lugar y me di cuenta que estaba lleno de extranjeros y confirmé que su fama no sólo era nacional. A mi lado llegó un chico que pidió una hamburguesa de cordero, la cual sirven con queso camembert y salsa de hongos, con muy buen aspecto. Tal vez la pida la siguiente vez.
Para cerrar con broche de oro pedí la trufa de chocolate con helado de vainilla, coronada con frutos rojos y con una red de cobertura de chocolate. La textura de la trufa es cremosa y la cocoa en polvo contrasta con lo dulce del helado.
El lugar tiene un buen ambiente y su espacio invita a extender la sobremesa. El servicio es muy bueno, están atentos a lo que necesitas sin preguntar cada minuto.