Es una joya instalada frente al Parque Escandón. Ahora debo confesar que tengo sentimientos encontrados. La hamburguesa me hizo llorar de lo buena que estaba, pero como el mundo es cruel, no pude acompañarla con una cerveza helada. He aquí la injusticia: el menú de A43 tiene el toque gourmet, digamos que tenía altas expectativas a la hora de pedir el trago. Esperaba poder echarme un vino, mezcal o cervecita artesanal para acompañar la comida, pero me avisaron que dejan de vender bebidas alcohólicas a las 5pm. Nada mal, pero sí le restó unos puntos.
Entonces, la hamburguesa estaba impecable; era de res a término tres cuartos. No iba con tanta hambre, pero estaba tan rica que la devoré. El pan era horneado especial, fresco, esponjoso y con avena, también tenía quesito manchego, cebollas caramelizadas, jitomate y lechuga. La guarnición fue verduras al grill, algo grasosas pero bien sazonadas, y los pepinillos y salsas venían aparte. Para suplir la cerveza me pedí un agua mineral de toronja con hielos.
La mesera se portó linda, hasta me preguntó si padecía alergias, pero el servicio fue lento: y con razón, era la responsable de todas las mesas. Ojo: si vas con prisa esto puede sacarte un coraje; te recomiendo que vayas con calma para disfrutar de un ambiente agradable y aprecies la vista del parque. En la entrada tienen una barra con plantas, puedes sentarte ahí a tomar un café mientras lees, pajareas o platicas con alguien. La parte de adentro es pequeña, hay como seis mesas, puedes ver parte de la cocina, el mostrador de postres y los refrigeradores donde guardan las salsas. Si hace frío no dudes en resguardarte.
No es un lugar que invite a la fiesta, es más bien una onda casual para venir a pasar un buen rato y entrarle sin pena al antojo. Tienen ensaladas, una carta de platillos con queso, como chicharrón de queso y tapitas. No puedes dejar de probar los hotdogs, creo que este también es su fuerte.
Hay bebidas artesanales con chocolate de Chiapas, te ponen una cucharita y un molinillo de madera para que te entretengas mientras disfrutas de tus bebidas. La verdad es un lugar que sí deja recuerdos en el paladar y los detalles mejorables no te quitan las ganas de volver a comer. Le sugiero a la antojería urbana que escuche a los comensales para mejorar esos detalles en servicio y precios.