Comer barato en ciertas zonas de la ciudad a veces es complicado; todo es cuestión de saber a dónde dirigirte. Conoce los mejores restaurantes para oficinistas en Polanco y Palmas, o si te interesa otras zonas de la ciudad, revisa de una vez la guía completa de restaurantes para oficinistas en la Ciudad de México.
Hambre es lo que no te quedará cuando vengas a probar estas tortas de enorme tamaño, especialmente la clásica de clásicas: la de milanesa de res, que sirven tostadita, con mucho queso, aguacate, cebolla y jitomate. El local sobresale en Prado Norte por su aspecto de taquería, donde además hay un enorme refrigerador con aguas frescas de horchata, mandarina, cítricos, mango, lima y limón con chía, que te quitarán la sed.
¿Qué hay debajo de un puente? La respuesta más común incluiría oscuridad, escombros y basura. Sin embargo, en la Ciudad de México existen excepciones que han sabido recuperar y aprovechar el espacio urbano. Es el caso de La Morera, centro culinario ubicado en el bajopuente de la Hacienda de los Morales. Este centro ofrece una variedad de productos gourmet para cualquier momento del día. Lo puedes visitar a la hora de la comida para probar un pescado veracruzano en Tachula; o bien, al salir de la oficina, para degustr un carajillo en el local Canalla.
Tienen una especialidad que no puedes perderte si piensas ir a la hora de la comida: el huarache de bistec con aguacate, nopales y queso, siempre en compañía de una chela.En tardes cálidas, degustar de ese platillo en su terraza es la mejor alternativa. Ahora bien, si hay partido de futbol o cualquier otro evento deportivo, este es el lugar indicado para disfrutarlo.
En las paredes de esta taquería encontrarás fotos opacas que hablan por sí mismas: la historia y antecedentes de este establecimiento. Desde 1970 son los pioneros de los tacos al pastor en Palmas y otros antojitos como tortas de cochinita pibil, flautas de papa y barbacoa, todas acompañadas de un picoso guacamole. El gerente y sus meseros, siempre atentos, te seducirán para elegir uno de los postres a los que no te podrás negar, como el flan napolitano que guarda un sabor casero.
A la derecha de la entrada están dos refrigeradores abiertos con los munch y los delis, las estrellas de la modalidad de servicio de Amati, otra genialidad pues el flujo es muy práctico: entras, eliges del refrigerador u ordenas en la caja, pagas y te vas si llevas prisa, si no, te sientas y relajas un rato las ideas. Hay emparedados, café, ensaladas y pastas.
Una de las fondas más completas de la zona y con quince años en el negocio, justo en la frontera de Polanco con la Anzures en donde los oficinistas y aficionados al arte de comer entre 1 y 4pm abundamos. Hay un menú estacionario y diario uno distinto para comer de corrido los tradicionales tres tiempos; puedes intercalar entre ambos las entradas y los platos fuertes, en caso de ser necesario incrementan algunos pesos el precio, pero valdrá la pena.
El dueño Daniel Sánchez te recibe con una sonrisa y te hace pasar sin demora a una de las mesas de este espacio cómodo y fresco. Entre sus platillos especiales están los jugosos cortes de carne, pero también hay paquetes especiales de desayunos como molletes, chilaquiles y quesadillas, los cuales incluyen jugo, fruta y café. No sólo su comida es deliciosa, sino que la atención es uno de sus puntos más fuertes.
Dentro de Marché Dumas, es un espacio relajado para comer hot dogs, desde uno mini, hasta uno con chilli y queso cheddar gratinado. Las salchichas son 100% artesanales, puedes pedir de cerdo, ternera, vegetariana o mixta para que no te quedes con ganas de nada. Los hot dogs más antojables son el bowie, con cebolla caramelizada y queso brie; luego el clapton con tocino, cebolla crujiente y barbacoa. Los poderosos son dos: el jagger y el santana, con una salchicha rellena de queso gouda y jalapeños ($120).
Todos los días, decenas de kilos de cochinita en formato taco, panucho o torta son engullidas por los oficinistas que circundamos con antojo el Parque Lincoln. Su técnica taquera bien podría competir por el récord mundial en fast food. Lo sirve con la tortilla un poco mojada –sacrificio por la velocidad– y la carne chorrea adobo, sin estar sobrecondimentada. Remata con cebollita morada y el gancho para hacerlo un knockout es su salsa de habanero: picor que despierta el cerebro.
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