Panadería, repostería, cava de vinos, tienda gourmet y restaurante; aquí no se quisieron quedar cortos en opciones.
La panadería es artesanal. Todos los días se enciende el horno para que las baguettes de aceitunas, el pan campirano, los chocolatines y los croissants puedan estar listos para la apertura.
Prueba las sorpresas de la repostería del chef Pablo Carrera, como el panqué de plátano con helado de vainilla natural: el azúcar correrá de inmediato por tus venas. Puedes encontrar la clásica tarta de frutas o un postre que imita a un Bubulubu, pero sólo en el nombre, porque de alguna manera lograron mejorarlo.
Lo que seguramente llamará tu atención son las donas. Aquí son más gruesas que de costumbre, con colores brillantes e ingredientes que no hubieras pensado comer con este pan. ¿Qué haces si se te antoja un crème brûlée y una dona?, la respuesta es Catamundi, aquí te tienen lista la dona que también lleva caramelo quemado. Si alguna vez imaginaste una dona de tocino o una de gin tonic rellena de lemon curd, ven al lugar indicado. De acuerdo con la temporada, se presentan diferentes tipos de donas. En octubre, por ejemplo, preparan la de pan de muerto y, sí, viene rellena de nata. Pregunta por las bebidas y los cafés recién hechos. Si vas en otoño, es muy posible que tengas oportunidad de probar el latte de calabaza en tacha. Cualquier otra época del año está el tarro de frutos rojos, con crema batida y crumble de galleta: un boleto sencillo y sin retorno a la felicidad glotona.
Tienes varios pasillos que recorrer de su tienda gourmet. Hay mermeladas, como la de piña, romero y vainilla (excelente), también hay embutidos, quesos nacionales e importados, bebidas nutritivas y cervezas, como la norteña Cucapah. Sin olvidar los regalos, galletas y canastas surtidas para que lleves de todo.
El vino es otro tema. Tienen una gran variedad de selecciones nacionales, especialmente de Baja California, pero si prefieres otras regiones vinícolas, llévate alguno del viejo continente. La ventaja es que aquí puedes preguntarle lo que quieras a la sommelier para no errar.
Hablar del menú de Catamundi puede ser complicado porque el chef Carrera, a cargo de la cocina, cambia los platillos cada temporada. Desde un ztrozapetti al pesto de pistache (pasta), un golpe de sabores al óleo; hasta el tazón de ramen con fideos caseros, con un poco de cielo, mar y tierra en un sólo tazón. Sopas, currys, hamburguesas jugosas y ensaladas con mariscos: Carrera lo pensó muy bien al cambiar el anzuelo cada cuanto con carnada que a los comensales nos hace volar el hambre.
A pesar de que no es exagerada, la presentación de cada platillo te asombrará tanto que te costará meter tu cuchara. Cada elemento aporta un color y una textura diferente. Cuando lo pruebas ya tienes otro boleto en la mano, los sabores están dispuestos a seducirte. Lo ideal es que preguntes por el chef en tu visita para que te cuente con lujo de detalles el porqué de cada ingrediente.
Todos los productos de Catamundi están bien pensados, definitivamente no es la tienda gourmet tradicional (a veces sangrona) y seguro lo sentirás al visitarlo.