Que no te asusten las sillas vacías del Taj Mahal, uno de los secretos mejor guardados de la Condesa. Hace unos años, los dueños, oriundos de Bangladesh, trajeron un excelente compilado de recetas del oriente, pero aún así el restaurante sigue siendo una joyita para conocedores.
Para calmar el hambre, una crujiente somosa con relleno sazonado con curry se perfila como la mejor opción; sobre todo si la acompañas con las picantes salsas de yogurt que encuentras al centro de la mesa. Entre eso y el rápido servicio, los platos principales, el arroz basmati y el nan que recomiendo pedir llegan casi como por arte de magia.
Hay varias páginas en el menú, por lo que decidir qué ordenar puede resultar difícil pero, sin duda, la sazón de las especialidades (divididas en picantes, vegetarianas y especialidades a secas) supera por mucho al resto de los platillos. Basta con probar el beef dhalsak (carne agridulce y picante revuelta con lentejas) para comprobarlo. Múltiples capas de sabor entran de impacto desde el primer bocado, con mezclas exóticas e irreconocibles que resultan ser un éxito en el paladar mexicano. Otro de los imperdibles es el butter chicken tikka, pollo clásico de la India y Pakistán marinado con más de ocho especias.
En cuanto a bebidas, la carta ofrece refrescos, jugos, cervezas y lassi, una bebida típica a base de yogurt a la que le puedes añadir vodka. Tras tantos platos a probar, es difícil pero recomendable guardar un espacio para el postre. El favorito es el helado de pistache, descrito por los clientes frecuentes como “el mejor de la ciudad”, aunque también es interesante probar el gulab jam (dos bolitas de leche fritas y cubiertas de miel).
En fin, después de una comida en el Taj Mahal es fácil darse cuenta que aquí se va a comer y nada más. No hay mucho ambiente y la decoración es modesta, como una casa vieja decorada con fotos de elefantes, un retrato de Gandhi en carboncillo, biombos de madera y algunas estatuillas. Aquí no existen pretensiones, sólo platillos deliciosos que pronto llegarán a Polanco gracias al nuevo proyecto de los dueños: Casa Elefante.