He llegado a pensar que los restaurantes creen que para entrar en la categoría de “buen restaurante” necesitan tener en su menú tostadas de atún. Las he probado casi todas, y casi todas son iguales (con sus pequeñas variantes pero ninguna realmente sorprendente). El Nicksan no fue la excepción, y yo tampoco me hice del rogar y la pedí.
Puedo decir que por primera vez, este ya abusado platillo me sorprendió. Para empezar la tostada estaba hecha de arroz y no de maíz, el atún cola amarilla fresco y suave acompañado de una infusión de cebolla y habanero y un poco de ajonjolí. Podría comerlas todos los días.
Después de ese platillo la siguiente entrada no tenía oportunidades de complacerme: las gyozas de camarón y callo les faltó sabor. Continué con el rollo que me recomendó el mesero: Maguro Lime Roll con aguacate, chile de California capeado, atún y una rebanada de limón, buenísimo: cada bocado era inesperado entre las texturas suaves y crujientes, los sabores picantes, ácidos y dulces.
Su sucursal en el Hotel Marquis de Reforma es muy elegante, no iría ahí con amigos a cotorrear y echar los drinks, da pena hablar fuerte. Pero definitivamente es un buen lugar para ir a consentirse, comer bien y pasar la sobremesa a otro lado.