El concepto es nos evoca a una matrioska: un restaurante dentro de otro. Al interior del Syrah se alberga esta barra de sushi con auténtica tradición japonesa, sus espacios son amplios y en su decoración predomina el color naranja; y el staff tiene una excelente disposición para el servicio.
Su chef, Kazu Kumoto, presenta una oferta muy diferente a las barras de sushi que han proliferado en la ciudad en los últimos años. Esto se debe al uso de ingredientes mínimos –pero con gran sabor– para elaborar sus creaciones, a diferencia de propuestas más comerciales que mezclan el sabor japonés con ingredientes locales (aquí no comerás rollos de sushi con chile, aguacate o tampico).
Las sugerencias de la casa incluyen los tazones, que pueden ser de salmón, anguila, atún o mixtos y van mezclados con arroz y pepino. Tienen un buen sabor (el pescado es marinado cuidadosamente). El sushi se presenta como rollo, cono o niguiri. Hay que resaltar la presentación de los platillos, pues se adornan con ligeras salsas y esto le da un toque agradable.