Entre candelabros, una sobredosis de cuadros con flores y meseros sonrientes y rápidos, el chef francés Alexis Preschez apuntará en su libreta la orden de los comensales mientras intercambia miradas exigentes con el capitán. El epazote, cuyo sabor se considera explosivo en la cocina mexicana, protagoniza sutil pero orgullosamente la obra maestra de Preschez: un fusilli con caracoles y mantequilla bourguignonne al epazote.
Entre el ratatouille y las chilapas de confit de pato, oscilan doce opciones de entradas y, de paso, puedes tomarte un mojito al pastor. El fricasse de pollo a la cerveza y la bouillabaise pozolera de pescado ejemplifican el concepto del lugar.
Además, tienen dos terrazas para fumadores que deben estar entre las más acogedoras de la Roma.
Vale la pena subir a la cantina, donde el volumen de la música se vuelve más alto. Una oscura y generosa barra te espera con más parafernalia franco mexicana.