Su plato representativo es el caldo de pollo. Estratégicamente lo sirven muy caliente para que, mientras se enfría un poquito, tengas chance de platicar en una de sus mesas comunales. Desde las 7pm, cuando el merendero abre sus puertas, ya hay una fila considerable. Familias enteras han pasado por las mesas del restaurante en el tiempo.
“Cuando abrimos atendíamos al abuelo, ahora llegan los nietos”, cuenta doña Esther, quien lleva casi 60 años encargada de la caja. No han cambiado las recetas de sus platillos y los vecinos lo agradecen con fidelidad. Los caldos son suntuosos, los tacos crujientes y los guisados, picosos y sazonados a la perfección.