El lugar tiene casi medio siglo de existencia –desde 1964– y se caracteriza por sus quesadillas que, a decir de sus creadores, asemejan a esa arma blanca más larga que un cuchillo pero más corta que una espada con sus 50 centímetros de extensión. Sí, medio metro de queso y guisados envueltos en una crujiente tortilla tamaño no me olvides. Puedes combinar dos, tres o más ingredientes. Por ejemplo, pedir un tercio de huitlacoche con requesón, otro de tinga y el tercero de flor de calabaza con queso: tres quesadillas en una. Muy recomendable la especialidad de la casa: la champion. Incluye bistec, tocino, pimiento, cebolla y queso, y no, no sabe a alambre.
El lugar es pequeño –unas siete mesas– y muy sencillo. La cocina, donde Mary realiza su magia, ocupa prácticamente medio local, pero no hace falta más, pues aquí el protagonista es el maíz, ya sea como “machete”, sope o simple huarache, todos de grandes proporciones. Tienen servicio a domicilio para aquellos que quieren esperar el fin de los tiempos desde la comodidad del hogar.