El centro de la ciudad es como una cápsula del tiempo. La historia de los edificios se cuenta sola. Al poner un pie en esta icónica zona del DF, el ambiente de mexicanismo se contagia. Uno de los restaurantes más conocidos que combina con el área es, por supuesto, Los Girasoles.
En una esquina frente a la Plaza Tolsá y con una increíble vista del Munal y el Palacio de Minería, este clásico ofrece un menú con delicias exóticas de la cocina mexicana como cochinita pibil, huauzontles, escamoles, chapulines y demás platillos de temporada.
Nuestra experiencia culinaria empezó con los sopes de tuétano cocido en tequila blanco, seguido por una de las ensaladas clásicas, con arándano, mandarina, pera y cacahuate. Presume ser una receta única aunque resulta muy dulce al paladar.
Una de las características del menú son los nombres de los platillos, que hacen referencia a las historias que cuentan sobre lugares específicos del Centro. El chile de la moneda, por ejemplo, hace referencia a la calle Moneda, aunque, en realidad, no pica.
La sopa del conde es uno de los imperdibles de la carta. Se trata de una crema de frijoles con empaste, tortillas queso y crema. Una combinación de ingredientes típicos de la cocina mexicana que opaca, indiscutiblemente, a la crema de pistache con pétalos de rosa.
Cuenta la leyenda (o los meseros) que para acompañar el plato fuerte es indispensable una margarita, coctel por el que Los Girasoles es famoso y buscado. Pedimos la margarita de tamarindo, y no estuvo nada mal, aunque el maridaje con el plato fuerte no es tan recomendable.
De plato fuerte escogimos el pollo con el nombre más poético: sinfonía en rosa mexicano. Pechuga de pollo bañada en una salsa de nuez y chipotle con pétalos de rosa que, sin ser pretenciosos, le hace honor a su nombre.
Lo que definitivamente le resta puntos al lugar es su servicio lento. Los meseros tienden a olvidar que les pediste un vaso con agua o la cuenta. El cubierto cuesta 25 pesos y, por extraño que parezca, no tienen las clásicas salsas rojas y verdes que esperarías ver en un restaurante mexicano. Si eres fan de lo picante, sólo hay chiles curados para acentuar el sabor de los platillos. Los Girasoles es una opción para comer a la segura después de un paseo cultural por el Munal, Franz Mayer o Bellas Artes.