Desde el instante que caminas por la calle de Chilpancingo frente a este local se despiertan los sentidos, el olor a sopa caliente te invita a pasar y el ambiente casual y tranquilo evoca a las cocinas de la década de los cincuenta.
Se trata de un local de comida natural, balanceada y nutritiva; baja en sales y grasa, no usan conservadores ni saborizantes artificiales para ninguno de sus platillos, la sencilles hace que tenga un encanto especial que cumple con las tres “B”, de bueno, bonito y barato.
Su menú se constituye por una variedad de sopas, cremas, potages, emparedados y ensaladas que pueden ser diseñadas a tu antojo con ingredientes frescos y de temporada, cada semana ofrecen seis recetas diferentes conformadas por dos sopas, dos cremas y dos potajes.
Puedes pedir tu comida en paquete, una sopa grande o chica acompañada de sándwich o un baguette, que complementas con agua de sabor que varía según el día y además tiene de refill, por lo que podrás tomar la que quieras. También tienen cervezas y variedades de vino, pregunta por las opciones del mes.