Se definen como una pastelería y cafetería artesanal, vegetariana y orgánica. Eso se traduce en variadas opciones de desayunos, pan delicioso recién hecho y hasta suculentas hamburguesas que jurarías son de res. Lo ideal es llegar temprano, antes de las 10am o tendrás que esperar hasta media hora, pues el lugar es muy pequeño, unas 6 mesas.
Para empezar, un cuernito relleno de queso y zarzamora o hotcakes de amaranto con papaya y miel de maguey. O bien, las quesadillas azules con queso gouda y quesillo, rajas o champiñones. Para los más tradicionales, chilaquiles verdes o rojos con huevo, aunque también podrías optar por los minimolletes con chorizo de soya.
Ahora que si el desayuno no está completo sin huevo, debes probar el omelet de verduras (champiñones o acelgas salteadas al curry). Para tomar, el café orgánico es casi garantía de felicidad –aunque para mi gusto, un poco aguado–, un espresso para los más intensos (sí me gustó) o un té como el casa papalotl (manzanilla, canela, tila, limón y jamaica) que, dice, es bueno para la digestión y contra la tos, el resfrío y el insomnio.
Después de mediodía, lo recomendable es la sopa del día y la hamburguesa papalotl (bollo integral con carne de gluten de trigo, mayonesa, lechuga, germinado, jitomate, queso y champiñones); lamentarás todas las veces que visitaste alguna cadena de comida rápida.
Ya entrada la tarde, puede ser idóneo para un café y un pastel, los de elote o zanahoria están para repetir en casa, pues además tienen una tienda donde puedes comprar desde tofu y dulces de amaranto hasta jabón biodegradable. Destaca que practican “comercio justo”, por lo que además de alimentar tu cuerpo, podrías darle paz a tu conciencia sabiendo que ayudas a pequeños productores locales.
En este parque ecológico también encontrarás pequeños comercios con actividades infantiles, ideales para perder toda la mañana.