El espacio en el que se encuentra La Capital es mencionado en libros de arquitectura por su trazo sobrio, funcional y elegante, obra del despacho Dellekamp Arquitectos.
El concepto fusiona muy bien el entorno sobrio con los aires de cantina tradicional, pero de personalidad más sofisticada que, a su vez, casa muy bien con su menú: platillos mexicanos con una “vuelta de tuerca” en cuestión de ingredientes y presentación.
Como prueba, fideos secos envueltos en finísimas rebanadas de aguacate, enchiladas de pato servidas sobre un espejo de salsa verde y crema, ravioles rellenos de huitlacoche con salsa de chile poblano o el pastel de chocolate y chile ancho (uno de los postres consentidos). También son muy socorridas sus tostadas de atún (bien servidas, con mayonesa, aguacate y aros de ajo fritos), el pescado al chile y limón o el filete La Capital.
En caso de duda, las sugerencias y detalles que dan los meseros son un buen faro para decidirse a ordenar. Bastante concurrido, en especial los fines de semana (no está de más hacer reservación), este espacio creado por los mismos dueños de El Rexo reúne sabor, tragos y la posibilidad de charla, así como una agradable área abierta al fondo. Aunque valga decirlo: en el caso de ciertas entradas, platillos simples y bebidas preparadas, el precio puede parecer alto.