Vivir o trabajar en Santa Fe tiene algunas desventajas (ahem… el tráfico) pero en el ajetreo de la zona, existen nuevos lugares que invitan a dejar la prisa tras cruzar su puerta. Juliette, un pequeño restaurante en esta jungla de concreto, despide un aroma a panadería recién horneada y ofrece un espacio pacífico para el cotorreo o el trabajo.
Al entrar, hay una barra de servicio que deja a la vista una pequeña cocina donde trabaja la chef Ana Paula Padilla. Ver el proceso de la cocina a través del vidrio crea una sensación hogareña. Esto, sumado a los toques campiranos de la decoración del lugar y su servicio amistoso, hace de Juliette un espacio distinto al resto de sus similares en la zona.
En el menú consta de platillos con influencias francesas que, aunque evocan más a desayuno o brunch que a comida, satisfacen los gustos de paladares exigentes y apurados. El pan francés y el croque madame –que en foto se veían espectaculares— me dejaron con las ganas de haber hecho mi visita en el desayuno.
La sopa de ese día fue de tomate rostizado con un par de croutones y un toque de aceite de oliva; era rica en color y textura aunque escaza en sal y pimienta. El sándwich de roast beef es servido en una crujiente chapata, producto de la panadería Da Silva, rellena de roast beef gratinado con queso manchego y una guarnición de papas en gajos o ensalada. Dos detalles a resaltar de este platillo: la primera, la chapata no es de esas que acribillan el paladar, al contrario, tiene una delgada costra y un migajón suave; la segunda, su porción es perfecta para dejar espacio para el postre.
La recomendación obligada, pues es la especialidad de la casa, son los tartines de atún y de salmón, porciones generosas y saludables. La quiche lorraine que preparan también tiene lo suyo, pues es muy casera. La costra que envuelve el suave relleno de jamón y queso suizo es espectacular, con toques de mantequilla y una textura ideal: se desmorona en la boca y no en el plato.
La panadería dulce es horneada a diario en el lugar y, definitivamente, se lleva medalla de oro. Llega antes de la 1pm si quieres tener todas las opciones, pues se acaban rápido. Te recomendamos los scones, hacen pocos y son los más populares por su variedad de sabores y esponjosa estructura.
El muffin de plátano con chocolate belga “no tiene abuela”, como diría tu tío en una reunión familiar. La costra decorada con chips de plátano es lo suficientemente crujiente para balancear el suave y suculento relleno con generosos pedazos de chocolate belga que no opaca, sino resalta, el delicado sabor de plátano.
Como plus, sí no puedes salir de la oficina, existe la posibilidad de pedir a domicilio y aprovechar los paquetes de desayuno o comida que, a pesar de ser accesibles para los bolsillos santafesinos, no son muy vastos.