Dato cultural: hare krishna es un mantra fonéticamente pequeño, pero con una traducción larga y muy profunda que quiere decir: “Oh, mi Señor supremamente atractivo, fuente de todo placer, ¡oh! Energía espiritual del Señor, por favor ocúpame en tu servicio con devoción”.
Vale la pena saberlo de antemano aunque esa es una de las primeras cosas que se aprenden en el templo de la Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna (ISKCON México) que lleva ya unos años establecido en la San Miguel Chapultepec y para el cual todo mundo tiene acceso.
No necesitas pertenecer a su sociedad religiosa para darle uso a sus instalaciones y servicios como las clases de yoga y meditación y, por supuesto, a su curiosísimo comedor. Éste abre todos los días y tiene una clientela variopinta: vecinos del barrio, hipstercillos perdidos, devotos ataviados con túnicas coloridas… en fin, una cosa rari-global bien bonita.
A primera vista se espera cierta solemnidad, pero resulta que el ambiente es más bien relajado, como el que se vive en cualquier fondita.
El menú cambia diario según la disponibilidad de ingredientes, pero es siempre saludable y vegetariano. Por sólo 65 pesos puedes disfrutar de sabores de la India ya mezclados un poquito con lo mexicano. Si tienes suerte, te tocará la sopa de frijol miso, las papas con salsa de tomate, pimiento y aceitunas con plátanos machos capeados con harina de garbanzo, y peritas en dulce para terminar.
Debes recordar que, para disfrutar, hay que ser entusiasta de la comida condimentada. Lleva efectivo (no aceptan tarjetas) y cuando te despidas hazlo con un cordial “hare krishna”: te sonreirán.