Chance hayas pasado por este modesto café sin darte cuenta de que aquí tienen métodos y sabores hechos por campeones. Gradios es un local pequeño pero bien aprovechado, con una barra color miel, paredes forradas por una especie de vinil que imita a los azulejos, mesas cuadradas y cómodas con sillas negras bastante (lee con el acento de tu tía) modernas.
No hay refrescos, la onda es lo natural, lo saludable, lo que no viene empaquetado; de hecho podría clasificarse como vegetariano. No es la única diferencia de Gradios respecto a los demás cafés del Centro. En 2013 su dueña, Erika Chagoya, ganó la competencia nacional de baristas. Desde 2010 subió al pódium en concursos de barista y arte latte. Es una de las pocas baristas mujeres reconocidas en el país. Las muestras de sus premios y diplomas cuelgan de las paredes.
Como es de esperarse, tienen exclusivos métodos para preparar café como el dripper, el sifón japonés, el aeropress y el chemex. Tomé un americano hecho con el método dripper con un grano veracruzano de la región de Teocelo (también recomiendo el de Pluma Hidalgo, Oaxaca). Predomina el sabor tostado y afrutado, ligeramente ácido. Beberlo es una gran experiencia por la textura del brebaje. También le hacen al arte en forma de osos, hojas y corazones con el latte macchiato espumoso.
Recomiendo los desayunos, desde huevos hasta hot cakes, pasando por los tecolotes (molletes con chilaquiles encima). Lo mejor son los huevos divorciados que aluden a la bandera mexicana. Para los que gustan de lo dulce, sirven unos waffles tostados y crujientes que pueden acompañarse de un frappuccino, hecho con un concentrado previamente preparado. Es muy dulce, pero de sabor fuerte. Otras opciones son las crepas o el panque de elote. A la hora de la comida hay tapas españolas y sándwiches que puedes armar tú mismo. Los meseros son muy eficientes y amables, además conocen perfecto tanto el menú como los métodos de extracción del café. Una gran opción para tomar energía en el Centro desde muy temprano.