Si eres de los que busca las mejores hamburguesas de la ciudad, el top 5 de pizzas o los mejores tamales, te retamos a visitar estos lugares con los platillos favoritos de los más glotones de la Ciudad de México.
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Platillos para glotones
Todos aquellos que se llaman a sí mismos comelones, que se han creado fama de tener “una pierna hueca” y de ganar todas las competencias de “el que coma menos tacos paga”, probablemente han sido derrotados por la mítica torta gladiador. Este animalón, que pesa casi un kilo y medio, está hecho con 12 huevos, queso, salchichas, chorizo y, para rematar, rebanada tras rebanada de tocino, pollo, bistec y jamón. Es tan legendaria, que si te la terminas en menos de 15 minutos no la pagas. Nosotros apostamos a que no te la terminarías ni en un par de horas. Es casi imposible derrotarla.
La porción chica es lo suficientemente sustanciosa como para pedirla partida en dos. La grande lo es tanto que cuesta trabajo morderla, ¿y la monster? Digamos que el nombre le queda chico. Medio kilo de carne de res, jamón, tocino, quesillo y queso manchego dentro de un bollo de felicidad. Nuestro tip: pídela con cebollas enchipotladas. Nacho, el parrillero, envuelve cada hamburguesa al carbón y las entrega de cabeza. De otra forma, tanto relleno saldría desparramado por todos lados. Es difícil contener tanto sabor dentro de dos panes, y para ti será difícil acabártela de una sola sentada. Vale la pena salir un poquito de la ciudad por ella.
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La receta original del que fue el platillo favorito del rey del rock es controversial: ¿lleva o no tocino? En Sandwicherie Fogg no sólo dijeron “al diablo con la controversia”, sino que lo llevaron un paso más allá. Además de plátano y crema de cacahuate, el emparedado lleva, desde luego, una buena ración de tocino crujiente con un toque de miel de maple en medio de pan brioche y, para terminar de generarte el ataque de azúcar más grande de la historia, helado de vainilla al lado. Los sándwiches de este lugar son bastante grandes, así que terminarte un elvis es un acontecimiento.
La mediocridad no conoce estas papas. Cuando Butcher & Sons dice “con tocino”, no habla de medianías como trocitos desperdigados en partes del platillo. No. Aquí saben que, para un tragón, nunca hay suficientes de esas crujientes tiras de cerdo, por lo que hicieron su mejor esfuerzo: un plato de papas a la francesa, cada una con un tocino entero enroscado, para luego freírlos juntos y hacerlos inseparables. ¡Larga vida a la grasa!
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La quesadilla, ese delicioso platillo que los defeños supimos mejorar agregándole otros ingredientes además del que la bautiza. Pero, ¿cómo hacerla todavía más increíble? En los noventa, los de Las Jirafas dieron con la respuesta: quesadillas gigantes. Con 45 centímetros se ganan su adjetivo a pulso (si no tienes cinta métrica a la mano, estira el brazo y del codo en adelante imagínate tu quesadilla). La de costilla con tocino y queso es especialmente atascada, pero puedes armar tu propia combinación. Para acompañar, las cervezas vienen en medida acorde a los platillos: yardas.
Además de ser roqueras, estas pizzas se han ganado fama por excesivas. La base siempre está a punto de colapsarse por las enormes cantidades de queso e ingredientes que debe soportar. La opción más puerca, la que haría desfallecer a nutriólogos y al Prevenimss, es la de chilaquiles: un “carbohidratasque” de tortilla frita, salsa verde, pollo, cebolla y queso sobre una redundante base de harina y más queso. Cada año organizan el concurso de man vs. pizza, con el que eligen a su rey. El lugar también se ha vuelto legendario por su arriesgada promoción: si te tatúas su logo obtienes pizza gratis de por vida. Hazlo bajo tu propio riesgo.
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Un postre para desafiar las arterias que consta de una dona glaseada con una bola de helado de tocino, bañada en miel de maple y espolvoreada con trocitos crujientes de tocino. ¿Te atreves a probarla?
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