Versiones renovadas del gyro y el kebab –comida rápida griega y árabe por excelencia– es lo que este pequeño establecimiento ofrece.
Para picar algo mientras decides qué ordenar, no puedes perderte el tzatziki (similar al yogur y al jocoque y condimentado con jugo de pepino y ajo) acompañado de totopos de pan árabe.
Ofrecen un solo tipo de ensalada en dos tamaños: micrí (chica) y megáli (grande). Es muy completa, ya que lleva champiñones, calabaza, cebolla, jícama, zanahoria, germen, jitomate, papas, elote, pepino, chícharos, arándano, durazno, quesos y hasta pasta. Aunque no sea la ensalada griega original, la mezcla de sabores es grata y tiene la capacidad de saciar el apetito.
Después de esto, tengas espacio en el estómago o no, es de rigor probar una de las creaciones de la casa, como el gyro gringo (res), el canadiense (pierna y queso) o el mexicano (chorizo), todos aderezados con tzatziki. Evidentemente, el gyro griego, de carnero y con papas a la francesa, no podía faltar. Los kebabs vienen con aceite de oliva y jocoque seco. Destaca el montevideo, de milanesa.
Para cerrar con broche de oro, pide un baklava (hojaldre relleno de nuez enmielada) o el kourabiedes (panecillo en forma de media luna cubierto de azúcar glas) y acompáñalo con un café… griego, por supuesto.
Es probable que durante tu estancia escuches la tradicional “Zorba” más de una vez. Recomendamos tener cuidado con las periqueras y las mesas giratorias: dan la sensación de que en cualquier momento te puedes caer. Otro tip: busca el significado de la palabra éla en uno de los muros del lugar.