La Narvarte es una colonia taquera por experiencia. Sus calles están llenas de garnachas, antojos y salsas. Sin embargo, entre tanta oferta es difícil dar con el brillo de una buena tortilla acompañada de una gloriosa carne al pastor. Afortunadamente, la búsqueda se vuelve obvia al probar los tacos de este templo.
El Naranjito es la descripción a la regla de la triple b (bueno, bonito y barato). La atención del personal es eficaz, los platillos son abundantes y las salsas picosas, pero sabrosas. Los tacos de pastor cuestan sólo cuatro pesos y están deliciosamente sazonados. Si los acompañas de una alta dosis de salsa roja, estarás cerca del paraíso garnachero.
El mejor lugar para sentarte es en la tercera mesa de afuera hacia dentro. Está justo en un punto cercano al trompo y lejos del baño. No hay olores desagradables ni aires mata pasiones.
El único defecto del lugar es que es muy pequeño y se llena rápido, pero la espera siempre vale la pena. Todo garnachero que se respete debe ir ahí, pedir una sopa de tortilla, seguida de un yanqui (taco hecho de pan árabe) y beber un agua de horchata. Si todavía te queda un hueco, los tacos al pastor con salsa roja harán que olvides tu existencia terrenal y sientas que flotas en el paraíso.