Imagino a Pedro Infante –en su papel de policía motorizado de A toda máquina– arribando a un típico diner estadounidense de los cincuenta. Sin mayor aspaviento, pediría una malteada para acompañar su sputnik (pastel de queso y caramelo). El Merendero es un viaje parcial al pasado, con su estupenda barra, sillones de piel azul ideales para echar novio y muros decorados con afiches de figuras de los cincuenta, como Sinatra, Bettie Page ¡y uno de Marilyn justo arriba del mingitorio!
La carta es amplia, con opciones de hot cakes, waffles, sándwiches, hamburguesas y pizzas, además de malteadas y pasteles. Los nombres de los platillos hacen referencia a personajes de los cincuenta, sea Jack Kerouac en forma de omelette de jamón y queso, o Brigitte Bardot homenajeada como sopa de cebolla.
Para merendar opto por una hamburguesa pedro infante, con queso manchego y cheddar. Mientras espero veo Back to the Future III. No es coincidencia, este lugar trata de transportarnos, con más esmero que efectividad, a los cincuenta y principios de los sesenta, periodo retratado en American Graffiti, de George Lucas.
El servicio es atento, aunque las meseras deberían lucir una vestimenta más ad hoc con los diners clásicos. La hamburguesa se acompaña de papas a la francesa promedio y aros de cebolla como parte del emparedado, que le dan un sabor distintivo, realmente rico. El trozo generoso de carne está cocido perfectamente.
Incapacitado para pedir un postre, me quedo con la curiosidad de probar el pastel de chocolate marty mcfly. Un viaje que, replicando un cliché, tal vez lleve al pasado tras la primera mordida.