En una esquina de la concurrida Michoacán, en la Condesa, se encuentra una de las dos sucursales de la Crêperie de la Paix, un pequeño bistrot con un ambiente tranquilo y bohemio ideal para platicar, tomar una copa de vino y degustar comida francesa. De inspiración gala pero con alma de barrio latino, por la noche la luz de las velas y las melodías de los músicos de la calle envuelven el lugar en un halo de serenidad y despreocupación. El tiempo pasa sereno y el vino fluye como agua.
En su afrancesado menú podrás encontrar platillos como la sopa de cebolla o un exquisito rack de cordero con costra de menta que te harán decir ¡oh là là!; sin embargo, la especialidad de la casa son las tradicionales crepas. Para comenzar te recomendamos una crepa salada. Si eres amante de los quesos no te pierdas la crêpe supreme aux trois fromages, una combinación de queso gruyere, mozzarella y gouda que te dejará salivando. No olvides acompañarla con una refrescante jarra de clericot.
Las porciones no están mal, pero queda lugar para el postre. Si lo tuyo es el rollo dulzón estás en el lugar indicado, con una variedad de crepas con chocolate o frutas frescas. Quienes buscan algo diferente pueden elegir entre el fondue degas, la popular crème brûlée o el chocolate pot, un mousse de chocolate y brownie con nuez caramelizada. Para el capricho mañanero, la Crêperie de la Paix cuenta con desayunos que incluyen una variedad de huevos, pan dulce hecho en casa y hasta antojitos mexicanos. De postre, sus noches de jazz, de jueves a sábado. Tiene un cover de 35 pesos.