Un clásico chino ahora renovado. El nuevo menú está basado en el viaje de Marco Polo por China, Japón e India. Platillos que sintetizan los sabores orientales, con un toque de nuestro país, México.
Las porciones están diseñadas para compartir. Se busca una experiencia gastronómica variada para el comensal y se agradece. Las entradas y los dim sum son un as muy bien trabajado. Recomiendo los pot stickers de cordero merguez con aceite de limón, curry y ensalada de zanahoria y pasas blancas: la carne contrasta con toques ácidos y dulces y el resultado es una sinfonía sensorial en la boca. También, los callos de hacha glaseados con jengibre y habanero en pasta somen con sabayón de ajonjolí son memorables gracias a la elegancia del jengibre y la nota traviesa del habanero.
Uno de sus platos más atractivos visualmente son los cangrejos de concha suave con hojas de crisantemo. Llegan a la mesa en una olla coqueta rellena de chiles secos y los cangrejos se acompañan con salsa yuzu ponzu. Es una preparación de sabor fuerte y un poco salada; a momentos se pierde por completo el sabor nato del cangrejo y solo queda la salsa y el empanizado.
El pato beijing es una de las estrellas del lugar. Incluso tienen un horno especial para prepararlo en la terraza. Viene con mole verde y arroz de pato con trufa. Se aclimata al paladar capitalino con una tortilla de mantequilla en lugar de la tradicional crepa. El dúo de langosta también es una gran opción en los fuertes.
Como complemento, no te vayas sin probar el arroz frito kimchi: un plato sencillo que, sin duda, perfila para los favoritos de la carta. Lleva huevo frito, pedacitos de chicharrón y pork belly char siu. El arroz es picoso, muy estimulante al paladar y el resto de los ingredientes aportan diferentes texturas, nivelando el picor del conjunto. Una joya.
Termina la comida con las bananas in a box: una cajita de caramelo que guarda mitades de plátano caramelizado y una bola de helado de ron y caramelo. La presentación está muy bien ejecutada y, una vez que se termina, queda en el recuerdo del yin y el yang de este postre: la cremosidad del plátano y el dorado y ahumado del caramelo; un perfecto equilibrio.
Siempre es grato cuando los restaurantes ya establecidos se alejan de la zona de confort y buscan nuevos horizontes. China Grill México conserva su cariño por las cocinas de oriente e invita a un viaje imaginario a través de sus sabores.