¿Que qué es la Casa Tassel?, pues resulta que es el primer inmueble art nouveau de la historia, edificado entre 1892 y 1893 por Victor Horta; una propuesta de casa unifamiliar en Bruselas, Bélgica. La casa –que proyectó para su amigo Émile Tassel— es, en resumen, el modernismo en todo su esplendor. ¿Y qué creen?, hay una Casa Tassel en plena Roma, un pedacito de Francia mezclado con China e India, el puro amasijo cultural en cuanto a las tradiciones de tomar el té.
El salón es pequeño y acogedor: cuatro mesitas, mobiliario de buen gusto y una barra gigante que ofrece macarrones y tartas francesas de la excepcional Patisserie Dominique.
Hay una gran variedad de tés, blancos, verdes, oolongs, negros, rojos, e infusiones en combinaciones muy, muy originales. Probé cada uno y aquí les dejo las sugerencias. Para té blanco, el gabrielle bonheur chanel, una suave mezcla con coco. Para un shot de energía y vitalidad, el green sushine, con té verde, ginseng y jengibre. Para consentirse, el cocoa mint, té negro con chocolate y menta. Si quieres algo más sangriento, pide el tiempos violentos, té rojo con frambuesa, fresa y arándano. Dentro de las variedades de flores, rooibos e infusiones, recomiendo el maría antonieta, una gloria compuesta por una flor de jazmín tejida con caléndula. El brote es agregado a una tetera de porcelana japonesa que, en siete minutos, se desenvuelve completamente para que la infusión sea disfrutada.
Un gran acompañamiento para los brebajes es el alfajor mexicanizado, un sándwich de dulce de leche dentro de un par de galletas de maicena. También existen opciones de comida salada, originales y de muy buen precio. ¿Ejemplos? El desayuno fatso especial, (huevo revuelto con queso manchego dentro de un muffin inglés), o los finger sandwiches (el de jocoque con pepino y orégano fue mi favorito).
Una agradable música tipo Billie Holiday completaba la experiencia sensorial de manera muy hogareña y, por ende, satisfactoria.