Aunque el espíritu del veganismo se apodera del mundo, también existen opciones para el carnívoro responsable que no dejará de consumir carne. El ganado de pastoreo libre y sin estrés es una alternativa amigable. Esta es la promesa de Carnívoro, cuya oferta de cortes angus 100% orgánicos permite hincar el colmillo sin remordimientos.
El lugar, dentro de una antigua casona porfiriana, cuenta con dos niveles; el segundo con una terraza perfecta para un asado de fin de verano.
Antes de decidirme por un corte, sucumbo en el martes de 2x1 en antojitos, sopas y pastes. La carta del restaurante no es nada tímida. Basta señalar dos antojitos: los tuétanos al carbón y los machitos de cordero.
Comerse un tuétano a cucharadas te hace sentir caníbal, pero no queda otra opción con el fémur que resguarda a este platillo –en otro tiempo barato. Las salsas carecen de picor, pero son suficientes para realzar un par de tacos con tortilla de maíz azul.
Luego de probar unos reveladores tacos de vegetales (también orgánicos) con un guacamole un poco cítrico, llega el new york. A primera vista se ve espectacular, con un poco de sal de Colima espolvoreada sobre el trozo de 300 gramos. Si bien está asado un poco más de lo solicitado, la suavidad es notable. Aun cuando se trata de un corte del lomo, el tejido conserva una grasita deliciosa.
Las viandas de este lugar son añejadas durante 21 días, lo que resulta en una carne más tierna. Por ello, es un deber probar cualquiera de sus cortes, como el cowboy, finalista de The Tastiest Fast Feasts in Latin America 2014. Ochocientos gramos orgánicos para carnívoros de verdad.