En la zona restaurantera más competida de la ciudad, en un lugar donde casi podemos ver la misma cantidad de chefs y cocineros que de civiles en los parques, este establecimiento que aún no ha cumplido su primer aniversario, se ha colocado como uno de los lugares más trendy de la escena gastronómica citadina.
Este “bistró contemporáneo” –como es definido con acierto por sus dueños– tiene la magia de hacerte sentir en un lugar de amigos. Una espectacular barra de mármol donde puedes pedir de cenar al estilo neoyorkino, una terraza sobre la acera, buena música y servicio, una decoración mediterránea que saca provecho del espacio de manera chic y un ambiente relajado lleno de gente nice, destacan a primera impresión. Pero la receta del éxito de este lugar está en su origen.
Bistro Bèc es una sociedad de amigos que respondieron ante una oportunidad. El local de Virgilio #8 se había desocupado. Uno de los socios –quien tiene experiencia en el negocio restaurantero– lo supo porque era cliente habitual del local al cual iba a leer, trabajar o tomarse un trago tranquilo. Así, se convocó a una junta, visitaron el espacio y el proyecto nació. Tenía que ser un lugar al que quisieran invitar a sus amigos. Un restaurante creado por personas que disfrutan de viajar, comer y divertirse.
Entonces, pusieron sobre la mesa los platillos que definirían el corte del lugar. Ensalada “Françoise” con jitomate fresco, salchichón, cebolla cambray, aceite y vinagre –incluida en el menú porque la preparaba la mamá de uno de los socios–, algunas variaciones exquisitas de huevos rotos con jamón serrano, gula o foie, estofado de res bourguignon que te transporta inmediatamente junto a una estufa en una provincia francesa o la preferida de los clientes: la hamburguesa de res Bèc de 220 gramos, inolvidable. Todos platillos que te hacen sentir bien, con ingredientes que te suenan y el sabor casero que sólo puede venir de las técnicas tradicionales.
Al frente del menú franco-español está el chef Aurelien Jolou, de origen francés, cuya formación en el sur del país galo termina de cerrar la propuesta de los socios de una “cocina sencilla e innovadora”. Las recetas y técnicas son entrañables para el chef, quien además es el Director de Operaciones del lugar. Su filosofía es sencilla, una carta pequeña para cuidar la calidad de los ingredientes y platillos, pero sobre todo, preparación al momento. Si la receta lleva ajo, se pica el ajo en ese instante. Si lleva perejil, lo mismo. Recetas que se preparan una y otra vez hasta tener una maestría en el sabor, textura y aromas.
La carta de vinos es uno de sus grandes atractivos. A diferencia de la mayoría de los establecimientos donde los vinos se cobran al doble o al triple de su precio, aquí puedes encontrar excelentes precios. Vinos argentinos y chilenos de gran calidad, pero destaca la increíble colección de franceses, españoles y mexicanos. Una selección realizada en maridaje con el menú. Así mismo, se jactan de tener la cuba más barata de la zona. Uno de los socios explicaba que odia la sensación de ir a un lugar, tomarte unos tragos y sentir que te están robando. Ve con tu date o tus amigos, ahora que sabes de qué va.