A cargo del chef Ricardo Muñoz Zurita, conocido también como el antropólogo de la cocina mexicana por su trabajo de investigación y rescate a las tradiciones culinarias, este proyecto gastronómico no podría estar en mejores manos. Se trata de una variante de la serie Azul, que inició con el ya clásico Azul y Oro, en Ciudad Universitaria.
Alojado en una casona que perteneció a Francisco Sergio Iturbe, mecenas del arte mexicano del siglo XX, Azul Histórico ocupa su patio central, a la sombra de un techo de laureles. En sus paredes se encuentran dos piezas de grandes artistas mexicanos, “Las comadres”, del escultor Mardonio Magaña, y “El holocausto”, mural del pintor Manuel Rodríguez Lozano.
El Azul no es un restaurante de mantel largo. Es más, no hay manteles. Las mesas de madera desnuda portan sólo grabados de los nombres de las calles aledañas a la zona. Sobre ellas se sirve cocina mexicana de autor. Entre los platillos más populares están los buñuelos rellenos de pato bañados en mole, los panuchos de cochinita pibil, el chichilo negro de chile chilhuacle servido con venado y el pastel de chocolate acompañado por helado de queso gorgonzola.
Además del menú tradicional, cada mes se presenta un festival gastronómico distinto, dedicado a un ingrediente o cocina regional.