Si ya visitaste los parques y bosques de la Ciudad de México y te gusta la vida salvaje, te recomendamos estos zoológicos para estar en contacto con la naturaleza.
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Vida salvaje en la CDMX
Si bien los animales están en jaulas, como en cualquier espacio de este tipo, la diferencia radica en la posibilidad de convivir y aprender sobre algunas especies endémicas del sur de la ciudad –como el ajolote de Xochimilco, el teporingo o el cacomixtle– y del país –como el águila real y el lobo mexicano–, a través de actividades educativas, pláticas, documentales, talleres y exposiciones. Por ejemplo, los miércoles de octubre a diciembre el tema será el coatí, los jueves (del mismo periodo) serán sobre la zorra gris, los viernes del puma y los sábados, domingos y las vacaciones estarán dedicados a la guacamaya.
Vale por sí solo una visita de un día completo al Bosque de Chapultepec: tiene una gran diversidad de animales, fue el primero donde nació un panda en cautiverio fuera de China (Tohuí, el de la canción de Yuri) y es el segundo zoológico más grande de México. Continuamente tiene nuevas especies en exhibición, como Iztac, el leopardo de las nieves o animales que son criados dentro del mismo zoológico, como Manik, el hipopótamo del Nilo. Como la comida dentro del zoológico no es de lo mejor, te recomendamos empacar unas baguettes y hacer un picnic junto al lago después de visitarlo.
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De nueva cuenta la comparación con Chapultepec se vuelve inevitable. Pero en cuanto a animales, es más pareja. Con casi 600 ejemplares, tiene casi la mitad de los que habitan en Chapultepec, pero con algunos casos mejor logrados. Uno de los programas consentidos de este lugar es el de reproducción del lobo mexicano, una especie originaria de México y Estados Unidos de los cuales existen solo unos 400 ejemplares.
Entre la voraz urbanización que engulle a Atizapán de Zaragoza se localiza un bosque creado para proteger a los ciervos de cola blanca, especie en peligro de extinción. Un puente al estilo del Golden Gate, de San Francisco, aunque armado con madera, sirve de acceso para conocer los diferentes tipos de venados, ciervos y borregos que ahí habitan. El mantel para el día de campo lo pone el bosque, que ofrece una zona para acampar, una ciclopista, un lago artificial, palapas y cabañas. Vale la pena cruzar medio Periférico para llegar.
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