BlackFlag Crew es un estudio de tatuajes liderado por Xochitl Herrera, una de las artistas de la tinta en la piel más reconocidas de México y Latinoamérica. Al igual que todos los estudios de la Ciudad de México, aquí puedes tatuarte y perforarte.
Xochitl Herrera es una de las artistas del tatuaje más famosas de Latinoamérica, gracias a su trabajo sobre la piel y, sobre todo, por demostrar que una mujer no tiene ninguna limitante en una industria como la del tatuaje.
Si bien estuvo interesada en varias áreas de conocimiento, que van desde las artes hasta la odontología, Xochitl retomó los conocimientos de estas para hacer lo que se ha vuelto su pasión: tatuar. A propósito del cuarto aniversario de su estudio BlackFlag Crew, platicamos con la famosa tatuadora sobre su carrera.
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Comenzaste en el mundo del tatuaje muy joven. En esta carrera, ¿qué es lo más difícil a lo que te has enfrentado?
A mis propios miedos y límites porque nunca dije: “de grande quiero ser tatuadora”. Quería ser veterinaria, pero hice mi examen y no entré. Empecé a tatuar fue porque trabajaba en un estudio, mucha gente llegaba a que los tatuara. Les decía que yo no era tatuadora pero no les importaba, me decían que si quedaban mal luego se los arreglara. Así empecé practicar con mis amigos.
A la par, nunca dejé de estudiar. Estaba en escuelas de arte, hasta estudié para técnico dental, porque estaba perdida en el limbo de las profesiones. Justo todo esto me ayudó a mejorar mis tatuajes. Mi escuela no fue un tatuador, sino todas las disciplinas.
Los tatuajes son una industria comandada por hombres, ¿cómo te sientes al sobresalir como mujer?
Antes de comenzar a trabajar fui amiga de muchos tatuadores, entonces caí en “blandito”, pero he tenido malas experiencias. Me salí de un estudio porque no me gustaba cómo trataban a las chicas. No es necesario que te prostituyas para que te enseñen a hacer las cosas. Eso provoca que las mujeres tatuadoras, o al menos las que estaban antes, tengan un carácter más fuerte, porque tenían que cuidarse mucho de todo el ambiente.
Cuando empezó BlackFlag me sentí muy impotente con el hecho de ser mujer. Al principio había tatuadores que tenían muchos años de experiencia, entonces cuando pedía algo en específico era horrible porque me decían: “tú qué me vas a venir a decir si tengo 38 años tatuando y tú eres mujer”. A lo largo de estos cuatro años, lo que más trabajo me ha costado es el tener que despedir o que se vayan personas a quienes les tengo cariño por amistad, pero no embonan en el objetivo a donde quiero ir o hasta en mi forma de pensar.
Foto: Alejandra Carbajal
Cuatro años comandando un estudio. ¿Cuál es la satisfacción más grande de tener tu propio espacio?
Mi plan era que fuera una casa y que no sólo hubiera tatuadores, sino que fueran varias disciplinas: fotógrafos y diseñadores, pero todo encaminado a posicionar al tatuaje en otro target, sacarlo del “eso lo usan solo los carceleros”. Me da mucho gusto y me enorgullece la gente que ha trabajado aquí conmigo y que cuando ha salido ha puesto sus propios estudios, ven que no es difícil, que pueden. Llegó un momento en que teníamos casi 15 tatuadores y seis personas en la administración, personas externas trabajando, y me di cuenta de que el estudio podía dar trabajo a tantas personas, después fui reduciendo el personal y gente que no se necesitaba. Ahorita somos 15 personas y se siente bien padre, nunca me imaginé poder liderear mi propio estudio. Me gusta el hecho de sentirme bien con el trabajo que he hecho y darle trabajo a muchas personas.
Durante estos cuatro años, ¿qué anécdota chistosa podrías contarnos?
La vida de BlackFlag ha sido como un reallity show. De hecho tenemos un chiste local en el que en cada año es el cierre de temporada, porque pasan así cosas graciosas, dramas.
En cuanto a los tatuajes ¿qué es lo que más te gusta hacer?
No tengo un estilo marcado. Como puedo hacer color, sombras y puntillismo, puedo mezclar todo. Lo que más me gusta es hacer animales. Últimamente me he enfocado en lo mexicano. Cuando estaba en la prepa quería estudiar arqueología y después me arrepentí, siento que en este momento estoy retomando todo eso.
¿Qué es lo que más te gusta de tatuar?
Disfruto mucho complacer al cliente, me encanta verle la carita de ilusión de que sí les entendí lo que quieren. Es algo que quieren tener en su cuerpo y debo ser el medio o el intérprete para que lo tenga.
¿Cuáles son tus tatuadores mexicanos favoritos?
Me gusta Rostros. Scrapy, un chico que mete mucho detalle. Admiro mucho a Sharky de Tijuana; también a Master de Guadalajara, tiene un estilo que no me gustaría tatuar pero me gusta verlo, me llena los ojos, el alma, cuida mucho los detalles.