Descender, bailar, caminar, es la cuestión sobre una longboard. Si bien es una derivación de la skate tradicional, su popularidad es reciente. Las dimensiones de la tabla generalmente oscilan entre 84 y 150 cm, con un ancho de entre 22.8 y 25.3 cm, tamaño que permite diferentes usos y maniobras. A diferencia de su hermano menor -en tamaño- la práctica de la tabla larga requiere de pendientes y calles inclinadas, más que de una pista con tubulares y otro tipo de obstáculos. Por ello, quienes lo practican deben hallar ese tipo de espacios y estar abiertos a la improvisación.
"Las madrugadas son buenas porque no hay gente", dice Javier Enríquez, un practicante asiduo a la bajada que hay a un costado de Universum, en Ciudad Universitaria.
Lugares como la explanada de la Plaza de la República, la periferia del colegio Westhill en Santa Fe o incluso el Periférico por las noches -"soy nocturno por necesidad", dice Javier- se han vuelto sitios recurrentes para los longboardistas capitalinos. De hecho, calles como la peatonal Madero, en el Centro, son "la gloria" por las noches. Otros adictos al longboard con los que platicamos, como América, Iram y David, coinciden en que el sueño dorado sería una pista de prácticas.
"Un sueño guajiro", según Javier, en una ciudad con poca civilidad y muchos riesgos en las calles. Sin embargo, para los que aman subirse a la tabla, las distancias importan poco. Además de que el uso del casco es distintivo entre quienes hacen longboard, también lo es la camaradería y el aprendizaje constante. Otras tablas, como las pequeñas y coloridas Penny, se han vuelto populares entre las chicas.
"Están de moda y me molestan porque las toman como hip", dice Javier, sin dejar de acotar que hay chicas guapas entre sus practicantes. "Hay chavas que lo toman así, sólo para lucirse", acota América. Como respuesta a eso, ella tiene la idea de formar un equipo de mujeres comprometidas con la tabla larga. Si a estas alturas te preguntas qué tiene que ver una tabla con ejercitarse, te compartimos las palabras reveladoras de América. "Por más que quiero subir de peso, no puedo gracias al longboard".
Créelo, estar seis o siete horas descendiendo y subiendo bajo el sol es un gran ejercicio. Uno muy divertido.
Publicidad
La explanada del Monumento a la Revolución es ideal para el ‘tocho’, no se diga para el longboard.
San Cosme Skatepark
El San Cosme Skatepark es ideal para la tabla normal. La larga también es bienvenida.
Publicidad
Iglesia de San Agustín
Frente a la iglesia de San Agustín, en Polanco, hay un spot. Aunque está más enfocado al skate, con una longboard puedes intentar trucos, amén de que el camellón es ideal para el cruising.
Calle de acceso al Universum
La calle de acceso a Universum es perfecta para aprender. Se improvisan carreras los domingos.
También te puede gustar
También te puede gustar
Discover Time Out original video
Publicidad