Un hombre cae aparentemente muerto, y mientras su cuerpo físico permanece en la tierra, su ser se traslada a otro mundo en donde asume su condición de héroe y se convierte en un general salvador de razas. Esa es la base de las andanzas de John Carter, texto que Edgar Rice Burroughs (también creador de Tarzan) escribió hace más de 100 y que en 2012 fue llevada a la pantalla grande, en lo que se convirtió en uno de los fracasos mas sonados de los estudios Disney —junto a su lamentable versión de El Llanero Solitario (2013)—, pese a que su desarrollo en términos generales era consistente, además de que lucía una gran manufactura y lograba mantener los rasgos principales de la obra original.
Claro que la premisa de John Carter es mucho más recordada por haber sido refriteada en Avatar (2009), el artificio fílmico que le sirvió a James Cameron para lucir las innovaciones tecnológicas que había alcanzado hasta ese momento. Sin embargo, también ha funcionado para propuestas con mucho mayor trasfondo, un ejemplo es Starlight, miniserie con una fuerte carga de nostalgia en la que Mark Millar vuelve a demostrar su capacidad para transgredir y al mismo tiempo homenajear los conceptos, replanteándolos sobre fórmulas que redundan en efectivos vehículos de entretenimiento.
Pero hay mucho más al respecto, pues el mismo Millar no solo la volvió a retomar con acierto en Reborn, sino que en ella aprovecha para llevarle un paso más allá en cuanto a la complejidad de su discurso. La protagonista es una anciana moribunda, que al caer en estado de coma, mientras su cuerpo permanece en un hospital, reencarna como si tuviera otra vez 25 años, en un mundo fantástico, descubriéndose como la guerrera destinada a detener las terribles maquinaciones de un ser demoniaco.
La trama parece simple e incluso anecdótica; sin embargo, el que ahí la chica se encuentre con familiares, amigos, su exesposo y antiguas mascotas, y han continuado su vida volviendo a envejecer y en algunos casos volver a morir, da pie para puntuales cuestionamientos sobre el proceso de la existencia y la interpretación del más allá.
Se trata de una aventura entre hadas, magos y dragones, que no solo plantea que quizás la muerte no es final, sino que es el principio de algo que a su vez también habrá de terminar, para volver a dar pie a otro principio dentro de un ciclo de pérdidas y crecimiento constante, con plena conciencia de ello.
Por su parte, el célebre Greg Capullo viste la mustia profundidad del discurso con la épica melancólica de ilustraciones, dinámicas y violentas en los encuadres más íntimos, contrastadas con la espectacularidad evocadora de las viñetas a página completa.
Así, y sin dejar de funcionar como entretenimiento, Reborn es uno de esos cómics que ofrece un poco más de lo que aparentan en principio, y es traído a México por Panini, en una sobria edición de pasta dura que incluye portadas alternativas, bocetos y un par de entrevistas con los creativos.