En una de las ciudades más grandes del mundo, la CDMX, también hay una zona rural con paisajes verdes, calles empedradas, iglesias y comunidades que aún hablan lenguas indígenas: Milpa Alta, la segunda demarcación más grande de la Ciudad de México, 288.13 km2, y curiosamente la menos poblada con 137,927 habitantes. Aquí no abunda la gente, pero sí lo más rico de nuestra metrópoli en cuanto a productos alimenticios naturales.
En una población en la que el 4.1% habla al menos una lengua indígena (el primer lugar en la CDMX), las familias se conocen y se agrupan en pueblos, todos productores y artesanos. Tenemos así desde un Santa Ana Tlocotenco con productores de nopal hasta un San Pedro Atocpan con su feria del mole. Pero no es así de sencillo, pues de cada 10 nopales que se producen en CDMX, 9 son cultivados en Milpa Alta y el 90% del mole que consumismos proviene de dicha alcaldía.
De acuerdo con Enrique Cervantes, director del Bonito Tianguis, “la acción más importante debería ser el regreso a la producción de milpa; la milpa es el sistema de producción mesoamericano que permite los policultivos. En la milpa los frijoles crecen alrededor de la planta del maíz; alrededor del maíz crecen los quelites, los romeritos, y en la misma tierra se arrastra la calabaza”. Además, asegura que “Milpa Alta, Tlahuac, Iztacalco y Xochimilco sigue sembrando milpa, es todo un sistema sin necesidad de fertilizantes. Otras alcaldías podrían producir también en lugar de estar importando”
Foto: Alejandra Carbajal
La lista de productos estrella que consumimos día con día y que provienen específicamente de Milpa Alta es aún más extensa, destaca el maíz, la mayoría de los 2 mil 397 productores se concentran aquí: se cultiva el maíz milpa, azul, amarillo, cacahuacintle blanco, palomero, pozolero y azul con olote blanco, por mencionar algunos. El amaranto, los hongos y las flores comestibles también decidieron erguirse entre las milpas de esta zona.
“Si todas las zonas rurales de alrededor de la CDMX estuvieran produciendo amaranto para que la gente se nutriera en lugar de estar comprando All Brand que es trigo y viene de Estados Unidos, la gente tendría una fuente de empleo en el lugar del que son”, afirma Enrique para redondear la idea de que “si el alimento se produce cerca de donde vivimos, nos va a llegar más rápido, más fresco y mejor”.
Aquí se respira un aire de tradición, sabor y gente haciendo cosas para nosotros. ¡Cómo no ir a Milpa Alta y cómo no consumir local!
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