Seis de copas podcast en vivo en el Teatro Metropólitan
Foto: Cortesía
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Seis de Copas lleva su podcast al escenario del Teatro Metropólitan

Antes de su show, hablamos con ellas sobre comunidad, nervios y la magia de un podcast en vivo

Michelle Cortina
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Seis de Copas ha logrado lo que pocos podcasts: crear una comunidad que no solo escucha, sino que se siente parte de la conversación. Ahora, con “La Séptima Copa”, llevan esa conexión al escenario con una gira que pasará por Mérida, Monterrey, Guadalajara, Querétaro y CDMX. 

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Antes de su presentación en el Teatro Metropólitan el 13 de mayo, hablamos con María Bolio, Fernanda Martin y Diana Wong sobre lo que significa sacar el podcast de la cabina, la emoción —y el vértigo— de un show sin edición y los temas que han marcado su camino. Esto fue lo que nos contaron.

El Metropólitan no es cualquier escenario. ¿Qué significa para ustedes cerrar la gira en un lugar con tanta historia? ¿Tienen algo especial planeado para esa noche en CDMX?
MB: ¡Deja tú cerrar la gira! Hacer sold out en el día de preventa en el Metropólitan es un sueño. Estamos en shock, todavía no nos la creemos. Y, por supuesto, tenemos algo especial. Aunque siempre planeamos algo especial para cada fecha, en esta tenemos clarísimo que el Teatro Metropólitan tiene que ser el cierre de oro.

Su comunidad es súper participativa, pero una cosa es escucharlas y otra verlas en vivo. ¿Cómo se imaginan la energía del público? ¿Hay alguna dinámica que creen que solo podría funcionar en el escenario y no en el podcast?
MF: Ya tuvimos dos oportunidades de hacer un show en vivo, pero ahora será diferente porque tendremos una temática general en la gira. Cada venue y cada ciudad tendrá su propia temática, y estamos muy emocionadas porque esta vez habrá mucha más participación de la audiencia. Eso es lo que las copas quieren, porque siempre nos etiquetan en reuniones con sus amigas, haciendo peloteo de ideas. Creo que eso es lo que más me emociona.

En el podcast pueden editar, pero en vivo no hay marcha atrás. ¿Hay algo que les dé nervios sobre esta experiencia?
MB: Siempre están los nervios. En los shows anteriores nos pasó muchas veces que las asistentes estaban tan emocionadas que queríamos bajar y gritar con ellas, y todo eso se contagia. Tenemos que estar listas para la emoción de la gente, pero también muy conscientes de que hay muchas cosas que debemos cuidar. Como creadoras de contenido, tanto individualmente como en Seis de Copas, tenemos una responsabilidad muy grande con el mensaje que compartimos. Especialmente con este proyecto intentamos ser lo más cuidadosas y responsables posible. Hay temáticas en esta gira que pueden ser complicadas y deben abordarse con seriedad y respeto, así que esa chamba nos toca hacerla desde antes.

MF: Igual se quita un poco el nervio cuando vas con tus amigas y todas nos vamos cuidando entre nosotras. La amistad que tenemos es tan grande que hacer esto en equipo es algo súper padre, y eso te ayuda a gestionar los nervios.

“No somos seis, somos un chingo” es una gran frase. ¿En qué momento se dieron cuenta de que esto no era solo un podcast, sino un movimiento?
MB: No me acuerdo exactamente cómo salió esta frase, fue a una copita a la que se le ocurrió. Y no es por nada, pero creo que tenemos a la comunidad más espectacular del internet: gente con ganas de mejorar, aprender, cuestionarse y deconstruirse en muchos aspectos. No porque nosotras tengamos la verdad absoluta y crean en lo que queremos creer, sino porque tienen la apertura de escuchar historias diferentes y empatizar con ellas. Todos cometemos errores. Tener una comunidad tan apapachadora, empática y respetuosa con nuestras heridas es lo más valioso y lo más humano.

Han normalizado hablar de muchas cosas que antes, equivocadamente, eran tabú. ¿Cuál ha sido el tema más difícil de abordar, incluso entre ustedes?
MF: Yo creo que el capítulo de mi relación con mi papá, porque es un tema súper vulnerable. En la gran mayoría de los casos, el papá suele ser bastante ausente. Es increíble que ahora las nuevas generaciones de papás quieran romper con ese ciclo, y me parece divino que esto esté cambiando. Pero sí fue un capítulo muy duro, terminamos drenadas, lloramos mucho. En los días siguientes seguimos hablando cosas por fuera, nos permitimos seguir entendiendo.

MB: Y creo que nunca antes habíamos tocado ese tema con tanta profundidad. Fue algo muy nuevo para nosotras también.

Seis mujeres juntas en un mismo proyecto es un acto de resistencia en un mundo que nos ha hecho creer que debemos competir entre nosotras. ¿Cómo han logrado que su amistad sea su mayor fortaleza?
MF: Odio la frase de “la peor enemiga de una mujer es otra mujer” porque yo siempre he sido súper amiga de mujeres. Siempre he odiado la idea de que, por estar hormonales, no podemos entendernos, ser empáticas o escuchar historias diferentes a las nuestras. Me parece sumamente bonito que este proyecto haya nacido de una amistad y de una gran coincidencia, porque todas venimos de backgrounds distintos y, aun así, logramos conectar y hacer una comunidad con un lazo humano muy fuerte.

MB: Creo que también tiene que ver con la etapa de la vida en la que nos conocimos. A diferencia de Marisol, yo nunca fui de tener muchas amigas y definitivamente este grupo me ha cambiado mucho la perspectiva. Tenemos claro que cada día decidimos seguir siendo amigas. Tratamos de tener una comunicación muy asertiva y hablar claro, como adultos responsables.

Si tuvieran que organizar una fiesta ideal con invitadas mexicanas icónicas (vivas o no), ¿a quién invitarían y por qué?
DW: María Félix, porque en el México que le tocó ser estrella, fue la plus dog, la más perra. En una industria enfocada en el consumo masculino, esta señora sacó la casta y los puso en su lugar. Creo que estaría muy icónico. También invitaría a Katya Echazarreta, la chica que viajó con la NASA, seguro tendría muchas cosas que contarnos, y a Alexa Moreno.

MB: Siento que hay muchas. Tal vez no tanto por su mensaje, pero sí por lo que hizo, creo que Sor Juana. Me daría mucha curiosidad poder hablar con ella.

MF: Frida Kahlo. A pesar de las cosas cuestionables que hizo, estuvo en una industria dominada por hombres y su arte es muy importante a nivel mundial. Sí me gustaría tenerla en la fiesta.

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