Por poco más de 20 años, este valioso y jugoso rincón ha sido testigo del auge, grácil caída y el resurgimiento en tiempos millenials del acetato. Este pequeño local del Centro Histórico es considerado el templo de la tradición de viniles especializados en el género dance y sobre todo el hi energy. Fue uno de los epicentros donde se gestó el inconfundible sonido Polymarch, ¡cien por ciento capitalino!