Ilustración de kaliman en traje blanco
Foto: Cortesía Editorial Kamite
Foto: Cortesía Editorial Kamite

Rockstar Cómic: Kalimán, el superhéroe mexicano por excelencia

Editorial Kamite revive a Kalimán, el superhéroe creado en 1963 por Rafael Cutberto Navarro y Modesto Vazquez

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Como ya en otras ocasiones lo hemos mencionado, de origen, el concepto del superhéroe es la representación de la visión idílica que tenía el ser humano de sí mismo, un modelo a seguir y quizás poder alcanzar. Esa es la razón de los férreos principios que caracterizaban a figuras tradicionales del mundo estadounidense de las viñetas, como Supermán o el Capitán América, que iban a la par de sus superpoderes.

Si existe un personaje dentro de la imaginería mexicana que podría catalogarse dentro de tales lineamientos, ese es Kalimán. Y es que aunque sus habilidades extraordinarias —acompañadas de la agilidad y fuerza equivalente a la del mejor de los atletas—, que incluyen el desdoblamiento para realizar viajes astrales, levitación, telequinesia y la capacidad para simular su muerte, éstas siempre van sustentadas en un férreo apego a los valores universales y la convicción de priorizar el uso de la inteligencia por encima de la violencia, amén de ser resultado del control de la mente, la disciplina y el autoconocimiento. Del mismo modo, sus acciones siempre buscan ayudar a los más desfavorecidos de la sociedad, y se rigen por el respeto a la vida. Lo dicho, un ejemplo de estatura moral a la cual poder aspirar.

Creado en 1963 por Rafael Cutberto Navarro y Modesto Vazquez, Kalimán encontró la identidad a través de los sugestivos pasajes surgidos de la que se convirtió en una de las radionovelas más exitosas hasta ahora. Misma que tuvo continuidad en las historietas, cuyo color sepia reflejaba a la perfección el misterio antes generado con voces y efectos de sonido, hasta convertirse en una de las publicaciones más vendidas de las que se tiene memoria en nuestro país. Por supuesto vendrían un par de películas protagonizadas por Jeff Cooper, que a pesar de ser superproducciones —incluso se filmaron en Egipto—, no lograron reflejar ni su profunda personalidad, ni lo seductor de las atmósferas en las que se desenvolvía. Sin embargo, éstas también alimentaron el universo creado alrededor del personaje que forma parte de la cultura popular, con frases como “serenidad y paciencia” o canciones emblemáticas, dígase “Solín” del Maldita Vecindad.

Ilustración: Cortesía Editorial Kamite

Hoy, que el boom de los superhéroes en el cine y la televisión parece casi interminable, bien vale la pena referir la figura de quien también es conocido como El Hombre Increíble, mismo que vuelve al mercado con El legado de Kali, cómic en el que la propuesta visual de Roberto Castro y Marcos Arellano logra dar color al exotismo de sus aventuras, aludiendo al espíritu de los viejos pulps dentro de secuencias dinámicas, que dan réplica a un guion que si bien luce a veces un tanto apresurado, ofrece una llamativa puesta al día.

La miniserie es publicada por Editorial Kamite, quien además tiene el acierto de lanzar una edición especial limitada, autografíada por los artistas, cuyo empaque retoma el estilo de las viejas historietas e incluye una de los casetes originales con el episodio radiofónico “El collar de Nefertiti, con su respectiva versión en CD. Sin duda, una pieza que logra capturar todo lo arriba mencionado”, ideal para que los viejos fans se reencuentren con él y las nuevas generaciones lo descubran.

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  • Qué hacer

A partir de la investigación encabezada por James Gordon, sobre el asesinato cometido aparentemente sin sentido por el Acertijo, la cual da pie a inquietantes interrogatorios, violentas pesquisas y sangrientos escapes, entregando de paso cruentas declaraciones que hacen referencia a joyas del mundo de las viñetas como Batman: Killing Joke, las cuales van más allá del simple fanservice, adquiriendo un fatídico peso dramático dentro de la trama; se desarrolla otro más de los acostumbrados y siempre interesantes acercamientos de Tom King a los rasgos patológicos latentes en la mitología de los superhéroes, en este caso la generada alrededor del vigilante de Ciudad Gótica, quien esta vez luce más despiadado, asqueado y enfermo que nunca.

Yendo y viniendo entre su pasado escolar y de violencia familiar que detonó su obsesión por los enigmas que de ser su peor pesadilla pasan a ser su estilo de vida, y su presente de retorcidas y despiadadas manipulaciones que hacen de la coacción un sangriento mecanismo que cobra víctima tras víctima y empuja a sus oponentes a un callejón del que solo hallarán la salida si trastocan de forma irremediable sus principios y abandonan sus escrúpulos, es que aquí son expuestos los orígenes de quien es conocido como el Acertijo.

Los trazos delgados que recorren como grietas las pinceladas granosas de color, sobre viñetas que se desdibujan como los límites entre la razón y la demencia, en secuencias recargadas que se pasman en ilustraciones a página completa para enfatizar el panorama desolado e infeccioso de una urbe sin salvación; son el reflejo ideal creado por el artista Mitch Gerards, para redondear la justa y enfermiza reivindicación de un villano clásico como uno de los enemigos más interesantes, infames y peligrosos del legendario Batman.

Batman One Bad Day: The Riddler es un pasaje relativamente corto pero no por ello menos brutal. Lo publica Panini Comics en elegante edición de pasta dura con un sutil toque de quinta tinta para el título, e incluye una galería de sugestivas portadas alternativas realizadas por gente como Brian Bolland, Jim Lee y Jorge Fornés que terminan por convertirle en un verdadero objeto de colección. 

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