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Rockstar Comic: Aquaman: Andromeda

Aquaman: Andromeda, la ensoñación submarina del superhéroe

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Aquí un ejemplo del Aquaman que nos gustaría ver en la pantalla grande, ese que más que solo un superhéroe es un personaje factible de múltiples y complejos acercamientos. Como en este caso que se nos presenta debatiéndose entre la nostalgia por un mundo terrestre lleno de cosas simples pero maravillosas, y su naturaleza que le reclama como habitante y emperador de un mundo acuático que seduce y atemoriza por igual, que consume los sueños y a veces se convierte en una pesada carga 

Cortesía Panini
Cortesía Panini

Sin duda es el justo protagonista de la que es una historia de fantasía y ciencia ficción con un drama que empuja a desencantados cuestionamientos sobre la condición humana, mientras se afana en proyectar esa sensación de inquietud que provocan los misterios del océano. Vinculándola con la abrumadora profundidad del universo a través de la transgresión que representa el que las naciones terrestres hundan en sus aguas los restos de los cohetes usados para la exploración espacial, así como con el interés político, científico y militar que genera un posible primer contacto extraterrestre. Amén, de que esto llevara a la aparición del célebre Black Manta. 

Para los diálogos cautos y melancólicos que entrega Ram V, la sugestiva compañía llega de la mano de Christian Ward, cuyas ilustraciones son de una belleza hipnotizante en secuencias donde los márgenes simulan la geometría dentro de los submarinos según sea el caso, dando como resultado una especie de vitrales incipientes que alimentan la zozobra, intercaladas con otras que van sobre fondos blancos con un juego de luces que apunta al realismo para dar vida a los flashbacks más terrenales, mientras los colores se diluyen mezclándose en visiones que bordean lo onírico. 

 Otras veces las viñetas proyectan la perspectiva del ser humano donde solo se alcanza a ver algunas partes de las criaturas marinas gigantescas que hacen acto de presencia, contrastadas con otras a dos páginas que las muestran en toda su magnitud, para así enfatizar la insignificancia del hombre ante el océano. Aquamán Andromeda es un espectáculo en cómic silencioso e inquietante, pero no por ello menos avasallador, mismo que luce en todo su esplendor a través de una edición en pasta dura objeto de verdadera colección, publicada en México por Editorial Panini. 

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  • Qué hacer

Un hombre cae aparentemente muerto, y mientras su cuerpo físico permanece en la tierra, su ser se traslada a otro mundo en donde asume su condición de héroe y se convierte en un general salvador de razas. Esa es la base de las andanzas de John Carter, texto que Edgar Rice Burroughs (también creador de Tarzan) escribió hace más de 100 y que en 2012 fue llevada a la pantalla grande, en lo que se convirtió en uno de los fracasos mas sonados de los estudios Disney —junto a su lamentable versión de El Llanero Solitario (2013)—, pese a que su desarrollo en términos generales era consistente, además de que lucía una gran manufactura y lograba mantener los rasgos principales de la obra original.

Claro que la premisa de John Carter es mucho más recordada por haber sido refriteada en Avatar (2009), el artificio fílmico que le sirvió a James Cameron para lucir las innovaciones tecnológicas que había alcanzado hasta ese momento. Sin embargo, también ha funcionado para propuestas con mucho mayor trasfondo, un ejemplo es Starlight, miniserie con una fuerte carga de nostalgia en la que Mark Millar vuelve a demostrar su capacidad para transgredir y al mismo tiempo homenajear los conceptos, replanteándolos sobre fórmulas que redundan en efectivos vehículos de entretenimiento.

Pero hay mucho más al respecto, pues el mismo Millar no solo la volvió a retomar con acierto en Reborn, sino que en ella aprovecha para llevarle un paso más allá en cuanto a la complejidad de su discurso. La protagonista es una anciana moribunda, que al caer en estado de coma, mientras su cuerpo permanece en un hospital, reencarna como si tuviera otra vez 25 años, en un mundo fantástico, descubriéndose como la guerrera destinada a detener las terribles maquinaciones de un ser demoniaco.

La trama parece simple e incluso anecdótica; sin embargo, el que ahí la chica se encuentre con familiares, amigos, su exesposo y antiguas mascotas, y han continuado su vida volviendo a envejecer y en algunos casos volver a morir, da pie para puntuales cuestionamientos sobre el proceso de la existencia y la interpretación del más allá.

Se trata de una aventura entre hadas, magos y dragones, que no solo plantea que quizás la muerte no es final, sino que es el principio de algo que a su vez también habrá de terminar, para volver a dar pie a otro principio dentro de un ciclo de pérdidas y crecimiento constante, con plena conciencia de ello.

Por su parte, el célebre Greg Capullo viste la mustia profundidad del discurso con la épica melancólica de ilustraciones, dinámicas y violentas en los encuadres más íntimos, contrastadas con la espectacularidad evocadora de las viñetas a página completa.

Así, y sin dejar de funcionar como entretenimiento, Reborn es uno de esos cómics que ofrece un poco más de lo que aparentan en principio, y es traído a México por Panini, en una sobria edición de pasta dura que incluye portadas alternativas, bocetos y un par de entrevistas con los creativos.

  • Qué hacer

Si existe un autor que responsable de catapultar la figura del samurái a nivel masivo, ese es Akira Kurosawa. Sus películas fueron una influencia a nivel estético, como en el caso de Yojimbo, que prácticamente fue copiada por Sergio Leone en Por un puñado de dólares —misma que luego tuvo un remake titulado El último hombre, con Bruce Willis en el reparto—, y también a nivel narrativo como sucedió con Rashomon, cuya estructura que hacía explotar la subjetividad al mostrar un mismo hecho desde diversos puntos de vista, puede rastrearse hasta en la emblemática Perros de reserva de Quentin Tarantino.

Pero ese pedido de la obra del también responsable de La fortaleza escondida, que pertenece a lo que en el continente asiático es conocido como chambara, subgénero del jidaigeki —así se denomina a las producciones de tema histórico—, es también un gran ejemplo de la forma en que la fuente original se va enriqueciendo con sus diversas adaptaciones hasta rayar los parajes del mito.

Una prueba de ello es la manera en que otro de sus títulos más conocidos, Los siete samuráis, ha servido de base para piezas del spaghetti-western, como Los siete magníficos, otras más de serie B tipo Los siete magníficos gladiadores —protagonizada por Lou Ferrigno—, animaciones en la línea de Bichos de Pixar, incluso series que llevaron los rasgos que definían la propuesta a deambular por los parajes de lo insólito, para dar pie a fascinantes conceptos como el retrofuturismo planteados por el anime Samurai 7, el cual por cierto está disponible en Netflix.

Ilustración: Cortesía Editorial Kamite

Por otro lado, algo muy similar es lo que sucede con 47 Ronin, una historia trascendental y al mismo tiempo referida —se dice que si la conoces, entonces conoces a Japón—. En ella se han fundido los hechos reales acontecidos a principios del siglo XVIII con las brumas de la leyenda, debido a las múltiples representaciones que a través de los años ha tenido la obra, yendo del bunraku —versión con títeres— al teatro Kabuki y la literatura, hasta llegar al cine en producciones hollywoodenses como La leyenda del samurai protagonizada por Keanu Reeves, y por supuesto al mundo de las viñetas, de la mano de un cómic homónimo publicado por Dark Horse y traído a México por Editorial Kamite.

El cómic 47 Runin se trata del resultado de muchos años de investigación por parte del guionista Mike Richardson, quien desarrolla un cariñoso ejercicio de síntesis para aterrizar el mito, sin renunciar del todo a la épica, sino más bien vistiéndola de un irresistible romanticismo agridulce.

De este modo que el completo protagonismo recae en el discurso sobre la lealtad que emerge del andar de un grupo de Ronins, quienes buscan vengar a su amo, humillado por un funcionario corrupto del gobierno, rasgo que por desgracia sigue siendo distintivo de nuestras sociedades. Los diálogos a veces son arquetípicos pero no tienen desperdicio, y encuentran la universalidad del mensaje en conjunción con la grandilocuencia de las acciones, dejando al descubierto el choque entre la tradición y la modernidad, reflejo de la época en que se ubica. 

En cuanto a la propuesta visual realizada por Stan Sakai, no podría ser más conveniente y encantadora. Con trazos simples, el también creador de Usagi Yojimbo ajusta su acostumbrado estilo caricaturezco en la anatomía, con una gestual más contenida, la cual evoca los grabados xilográficos en madera realizados por el artista Ogata Gekko, quien plasmó esta misma historia con sus trabajos que aquí sirvieron como referencia.

Todo esto se complementa con el manejo de tonos suaves que hace el colorista Lovern Kindzierski, quien logra darle ese aire evocador que termina por conectar la obra con el folclore japonés y hacer honor al Código Bushido, sobre el cual se construye el camino el Guerrero. Así pues, 47 Ronin en cómic es una pieza que disfrutará cualquier amante del cine de Kurosawa y viceversa, pero que además resultará una delicia para todo aquel amante de la cultura del samurái.

Recomendado: Samurai Jack, el estilizado trayecto del guerrero.

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  • Qué hacer

A veces, por mas insólita que pueda parecer, basta con una pequeña variante para darle la vuelta a las fórmulas y refrescar conceptos explotados hasta el cansancio. Es el caso de la película Found (2012), que al transpirar un marcado tufo a cine independiente, deja de lado cualquier estilización, para apostar por un inusual punto de vista que le permite hacer un perturbador paralelismo entre el convulsionado proceso de la adolescencia y la patología de un asesino serial. La cinta de Scott Schirmer sigue los pasos de un niño que descubre que su hermano mayor se dedica a matar gente y oculta la cabeza de una de sus víctimas en una mochila para bolas de boliche.

Este tipo de procesos a la hora de desarrollar historias, así como al encontrar los puntos que vinculan con naturalidad los géneros a partir de situaciones que desnudan el salvajismo cotidiano, es una de las especialidades de Joe Hill, hijo del legendario Stephen King. Muestra de ello es esa inquietante y seductora mezcla de terror y fantasía llamada Lock and Key —que ya cuenta con una desafortunada adaptación al formato de serie en Netflix—, así como el título que hoy nos ocupa, Basketful of Heads (Canasta llena de cabezas en inglés), que desde su título evidencia la relación con la película arriba mencionada.

Publicada en Mexico por Smash, la miniserie gira alrededor de una chica llamada June que visita la isla Brody. Ahí, durante una noche lluviosa, ve cómo un puñado de convictos secuestran a su novio, Liam. Ella decide enfrentar a los maleantes usando una hacha vikinga, que por azares del destino cayó en sus manos, y tiene la facultad de que, al decapitar a alguien, deja su cabeza con vida y plena conciencia.

Por supuesto, tal circunstancia sirve para elaborar en Basketful of Heads retorcidas situaciones que transitan entre el horror y el humor negro, arrojando diálogos que empujan las necesarias vueltas de tuerca, y que funcionan no solo para dar pequeños respiros entre lo que se presenta como un thriller tan absurdo como intenso, sino que van definiendo a una protagonista que se aleja de los estereotipos. Éstos obedecen al necesario empoderamiento femenino que conecta con nuestra época y aprovecha el escenario análogo de los ochentas, que es donde se desarrolla la propuesta.

Pero eso no es todo, pues los giros de la trama que aluden a los distintos niveles de corrupción dentro de las estructuras sociales más simples, y los diversos encuentros con los antagonistas, sirven para exponer la patología propia de la violencia que suele ocultarse detrás de los comportamientos normalizados.

Lo mejor de Basketful of Heads, que por cierto va salpicado de algunas referencias musicales e ironías nacionalistas, es que siempre mantiene una clara vocación por el entretenimiento, lo cual aunado a la naturaleza y carisma de su protagonista, le hacen ideal para que quizás en algún momento pueda convertirse en una película o serie. Pero no “perdamos la cabeza”, todo a su tiempo.

Recomendado: The Outsides, una miniserie basada en el libro de Stephen King que puedes ver por HBO.

  • Qué hacer

Una de las películas emblemáticas del cine de terror a la que el paso del tiempo le ha sentado de maravilla, es El bebé de Rosemary, adaptación de la novela de Ira Levin, dirigida por Román Polanski en 1968. Esto se debe a que el miedo que proyecta, viene de combinar la sugestión con el estado de vulnerabilidad en el que las convenciones sociales podían llegar a colocar a una joven esposa, cuya personalidad dependiente y reprimida está marcada por la educación religiosa. Además, claro, de contar con una seductora propuesta visual que ofrece atmósferas de misteriosa belleza, utilizando como locación el tristemente célebre edificio Dakota en la Ciudad de Nueva York, vinculado con diversos hechos de oscura naturaleza y recordado porque frente a su puerta fue asesinado el legendario John Lenonn.  

Utilizar clásicos de este tipo es el principal acierto de Roberto Aguirre-Sacasa —también responsable de escribir el guion del remake de Carrie—, al reinventar la versión tradicional de Sabrina y dotarle de una identidad lejos del tono de comedia —concepto acertadamente aprovechado en la exitosa serie de los noventa— y también, irónicamente, una mayor complejidad: Chilling Adventures of Sabrina entrega la que quizás sea la saga mejor lograda de este personaje.

Al igual que sucede con la ya mencionada producción de Polanski —que por cierto es una de las películas de terror que puedes ver en Prime Video—, en Chilling Adventures of Sabrina encuentra el detonador a través del choque entre una impositiva formación dentro de un culto, con la ingenuidad propia de la protagonista y lo inquietante que puede llegar a ser la sexualidad vista desde el paso por la adolescencia.

Ilustración: Cortesía Editorial Kamite

Aquí queda de lado por completo la versión ligera de las brujas a la que nos tenía acostumbrada el personaje. De entrada porque ahora sus otrora simpáticas tías son parte de una doctrina satánica despiadada: ellas, pese al ser su sobrina una "mestiza" —o quizá debido a ello—, la han encaminado a ser una pieza importante de la secta, algo que será puesto en duda cuando su novio mortal irrumpa en ese lado sobrenatural de su vida, que había mantenido en secreto. 

Se trata de una historia de amor transgredida por otra que años antes sucumbió ante la perversión, lo que da pie a pasajes pesadillezcos que van de simples hechizos juveniles a violentos asesinatos, y en donde de la peor manera los protagonistas se encuentran con lo retorcido de lo irremediable. Todo dentro de un universo ubicado en 1964, que se alimenta de la literalidad de los viejos pulps con tramas sobrenaturales de los años cuarenta y va aderezado con tintes al subgénero de espada y brujería; es decir, en donde la magia, no importa para lo que sea usada, siempre tendrá connotaciones malignas.

Por otro lado, se dan el lujo de recuperar a un demoníaco y exuberante personaje que hiciera su primera aparición en el Pep Comics No. 16, (publicado en 1941), además de mostrar un a faceta poco conocida de Betty y Verónica; sí, las eternas enamoradas de Archie. Chilling Adventures of Sabrina, que sirvió como base la reciente serie de Netflix, es traído a México por Editorial Kamite, en tomos recopilatorios que incluyen portadas alternativas realizadas por diversos artistas para eventos especiales y reimpresiones.

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  • Qué hacer

Como ya en otras ocasiones lo habíamos mencionado, la figura del superhéroe surge a como una representación de la visión idílica que el ser humano tiene de sí mismo, de lo extraordinario de los alcances físicos que bordean en lo divino y la cumbre de la estatura moral. Eso era Superman, creado por Jerry Siegel y Joe Shuster en 1933, la contraparte de la misma corresponde al antihéroe encarnado por Batman de Bob Kane. El replanteamiento de esa figura se consolidaría de la mano de Marvel, quien le llevaría a sumergirse en los cuestionamientos de lo mundano. Luego vendría la transgresión, que derivó en planteamientos más adultos con discursos sociales como Watchmen y V for Vendetta de Alan Moore.

Dicha línea de enfoque, aunque en el cine y la televisión apenas han comenzado realmente a cobrar fuerza con adaptaciones de obras como The Boys de Garth Ennis o más recientemente Invincible de Robert Kirkman, en el mundo de las viñetas tiene continuidad desde hace mucho tiempo.

Mark Millar es uno de sus más ácidos representantes y su enorme popularidad se debe a propuestas cómo Kick-Ass —ya también llevada a la pantalla grande— que va y viene burlándose y homenajeando incluso del fan de estos productos; Némesis, que presenta una enfermiza versión del Hombre Murciélago dentro de un brutal ejercicio de ritmo; además de Superior, puesta al día de la esencia ingenua del arquetipo tradicional. Pero quizás su acercamiento más amplio en ese sentido sea el cómic Jupiter’s Legacy, en el que retoma algunas de las distintas etapas que ha tenido el concepto del superhéroe a lo largo de los años, conectándole con su contexto y aludiendo a rasgos culturales específicos.

De tal forma nos encontramos con un grupo de personajes que durante la crisis económica previa a la Segunda Guerra Mundial se embarcan en una travesía marítima, persiguiendo una ensoñación que les otorga habilidades extraordinarias y los convierte en los héroes que está necesitando una nación que se resquebraja. 

Foto: Cortesía Panini Comics

Jupiter’s Legacy se trata de un pasaje que se alimenta de los clásicos cinematográficos enamorados de los parajes exóticos e impregnados por el romanticismo de la aventura, así como de un poco de esa inquietud por ubicar el origen de las cosas más allá de este mundo, propia de las series y películas de los años cincienta.

Luego viene el salto a principios de este siglo, en donde el afán de preservar el legado por parte de los protagonistas los lleva a caer en la intransigencia, el conservadurismo y la ambición. Esto en contraste con la actitud de sus descendientes, quienes son un fiel reflejo de males heredados por la sociedad de los noventa, dígase el culto enfermizo por las celebridades, la obsesión por la fama y los excesos a los que lleva el encontrarse con ella desde temprana edad, sin la atención adecuada y sin siquiera haberla pedido.

El choque generacional es lo que se convierte en el motor principal del conflicto de una trama de tintes shakespereanos y con un mustio discurso político de fondo, que si bien por momentos resulta predecible, es sólida a la hora de desarrollar las líneas arguméntales en paralelo, hasta ofrecer emocionantes puntos de encuentro. Al mismo tiempo alude a temas recurrentes en las andanzas del este tipo de cómics, dígase la estigmatización y su relación con las cúpulas de poder, así como algunas fórmulas propias de los cartoons, entre ellos los equipos formados por papá, mamá e hijos con superpoderes.

Claro que tratándose de Millar, todo va acompañado de violentas escenas en los momentos clave, luciendo una retorcida y brutal aplicación de la habilidad para entrar e la mente de otros, que se enfatiza debido a la elegancia de los trazos y la sugestiva limpieza de fondos que caracterizan las ilustraciones de enrarecida humanidad, realizadas por Frank Quitely.

Sin duda será muy interesante ver cómo es que trasladan Jupiter's Legacy a la pantalla chica, a través de la serie que está por estrenar Netflix, lo cual de paso se convierte en el pretexto ideal para que quienes no lo han hecho, le den un vistazo a este título recopilado y publicado en México por Editorial Panini. 

Recomendado: 10 películas basadas en novelas gráficas y cómics.

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