¿Qué ven y leen los editores de Time Out México en la cuarentena?

Aunque no es propiamente un juego de mesa, Lego me ha tenido muy entretenida en mis ratos libres; recién terminé el set de Friends —requirió varias sesiones, no mentiré— y quedó increíble. También he pasado algunas noches jugando Scrable, ¡tenía como 10 años que no practicaba!

Ahora mismo dedico mis noches para repasar How I Met Your Mother, que recientemente estrenó en Amazon Prime Video, y una vez a la semana la cambio por Better Call Saul —recuerda que liberan un capítulo cada ocho días—, sin duda uno de los mejores spin off que han existido.

En cuanto a libros, por ahora estoy con Guillermo el Toro. At Home with Monsters: Inside His Films, Notebooks and Collections; consta de dos partes, una de entrevistas que distintas personalidades le hacen al realizador y otra donde se describen sus principales influencias. No es porque aborde a uno de mis directores favoritos, pero es un libro con mucho encanto, entre las fotos de la famosa casa de los monstruos y la pasión que se percibe en cada texto.

Me perdí navegando entre los documentales de arte disponibles en lalulula.tv, comencé con un filme que narra la hazaña del artista chino Cai Guo-Qiang de construir una escalera al cielo de juegos pirotécnicos. Explotó en mi cabeza, aunque no tanto como la nueva serie de Netflix Feel Good lo hizo en mi corazón. Ésta sigue la relación amorosa entre una comediante lesbiana y una chica heterosexual, me recordó la caótica proeza de aventarse a una relación con toda la energía de la esperanza, pero también con toda la carga (ansiedad) de lo que se carece.

Eso sí, no me quedo a altas horas de la noche, pues me tomo el tiempo de seguir las sesiones guiadas de meditación de la app Calm y de ver algún streaming en YouTube del maestro yogui indio Sadhguru. Por cierto, estoy releyendo el libro-manual Atención plena con la respiración (Editorial Pax México), sobre las enseñanzas budistas del samatha y el vipassana que te permite calmar la mente y trabajar en el interior para “ver” de verdad.  

Como mi roomie es una gatita, el otro día reinventé el jugo de mesa Timeline: ¡se puede usar con un solo jugador! Consiste en acomodar cronológicamente cartas ilustradas con sucesos históricos, hay de todo tipo como historia clásica, o historia pop estadounidense, puedes combinar los juegos de cartas.

Las dos horas de transporte público que me estoy ahorrando haciendo home office, las estoy dedicando para ver series que dejé pendientes. En Netflix acaban de subir Beastars, una anime kemono sobre una preparatoria en la que conviven animales hervíboros con carnívoros, pero alguien está violando las reglas y comienza a comerse a sus compañeros.

Para los amantes de los videojuegos, Splatoon 2 se ha convertido en uno de mis juegos favoritos. Posee varias modalidades, pero la que más me gusta son los combates de pintura; dos equipos, de cuatro personas, tienen que pintar el escenario asignado, quién cubra la mayor cantidad con su color, es el ganador. Aquí las armas son rodillos, brochas, cubetas y pistolas de pintura. 

Durante el día, mientras trabajo, siempre estoy escuchando música. Ahorita estoy obsesionado con el nuevo disco homónimo del Triángulo de Amor Bizarro —mi canción favorita es "Asmr para ti"—, la nueva entrega de Destroyer, Have We Met y el noise violento del japonés Merzbow con su disco StereoAkuma. 

Si hay alguien malo para las series soy yo, y mentiría si dijera que estoy dándole seguimiento a algo, pero Brooklyn 99 jamás decepciona (y puedo verlo cuando sea). Lo que sí se me da es buscar videos de ejercicio en YouTube: rutinas de PopSugar, Blogilates para las mejores clases de pilates o zumba de César James, porque cñora.

Aprovecho este tiempo para terminar de leer Mamá, tu historia empieza en la cocina (Malpaso, 2017), libro escrito por Mina Holland, editora del suplemento gastronómico de The Guardian, cuyo contenido involucra los sentimientos de la cocina casera y además tiene algunos recetarios. Y mientras escucho el sabroso podcast de la chef Mariana Orozco, Gastronomicast, hay un vinito al lado. Ups.

¿Ubican al gatito de los memes que se queda dormido cuando le ponen una película? Esa soy yo. No soy fan de maratonear en Netflix, pero ya me estoy poniendo al corriente con la segunda temporada Sex Education (a todos nos urge un consejero como Otis) y acabo de enamorarme de Lara Jean y Peter Kavinsky en To All the Boys I've Loved Before.

A lo que sí le estoy dedicando más tiempo es a la lectura. Ya me acabé los relatos de Raymond Carver en Si me necesitas, llámame, y estoy leyendo (por enésima vez) Franny y Zooey, mi libro favorito de J.D Salinger. También tengo pendiente acabar Cien años de soledad de Gabriel García Márquez (no me odien por mi ignorancia).

Durante mis horas de home office agrego música nueva a mis playlist de Spotify, en estos días ando megaobsesionada con toda la discografía de Cocteau Twins y Taylor Swift. Por cierto, el otro día me regalaron un Monopoly y un Twister que me muero por estrenar con mis roomies mientras les preparo micheladas caseras que aprendí viendo YouTube.

Después de que Netflix se quedó sin opciones por un rato, su menú renovado cayó como anillo al dedo para la cuarentena. Buscando entre lo agregado recientemente, aún dejando varios capítulos pendientes de algunos programas, apareció Locke and key, una serie de 10 capítulos que retrata la historia de una familia que busca comenzar de nuevo después del asesinato de su padre.

Aprovechando que no estoy pasando sola la cuarentena, de vez en cuando juego Pit en familia; cada vez que este juego llega a la mesa son garantizados mínimos 10 minutos de gritos y risas. Antes de dormir leo por segunda vez las páginas de Milena o el fémur más bello del mundo de Jorge Zepeda Patterson, que más allá de la acción y el amor, ofrece la perspectiva de una mujer convertida en esclava sexual a temprana edad y la corrupción y las relaciones de poder desiguales frente a esta situación.