Cuando esta avenida se creó fue llamada Paseo de la Emperatriz. El emperador Maximiliano de Habsburgo ordenó construir una calle para conectar su residencia en el Castillo de Chapultepec con el Palacio Nacional.
Con el paso de los años, Reforma fue adornada con árboles, jardines, bancas y esculturas de los principales héroes de cada estado de nuestro país. Ahora, podemos hablar de una de las avenidas más famosas de la Ciudad de México.
En ella, además de disfrutar monumentos como la fuente de la Diana Cazadora, el Monumento a Cristóbal Colón y el Ángel de la Independencia, ahora funciona como sede de exposiciones temporales que se montan en las aceras.
Por ejemplo, en abril de este año, la avenida se adornó con PET gracias a una exposición hecha con figuras de botellas de agua, donde las creaciones iban desde un elefante jumbo hasta el Taj Mahal, la estatua de la Libertad y la torre Eiffel.
Otras obras son las bancas. Una de ellas, formada por cartas de baraja, es una de las piezas que quedó de la exposición Diálogo de bancas, muestra generada en 2006. O bien, Alas de la ciudad, la exposición del escultor Jorge Marín que desde septiembre de 2010 se montó en esta avenida.
Además de fungir como vía de comunicación del nororiente y surponiente del DF, Reforma se ha vuelto un pasaje que conjuga lo urbano, la naturaleza y lo artístico.