¿Te has preguntado por qué el Parque Hundido, en efecto, está hundido? Durante el siglo XIX y principios del siglo XX la principal actividad industrial de Mixcoac era la fabricación de ladrillos. El paisaje común eran grandes zanjas, socavones y hoyos. En uno de estos grandes huecos, causado por las extracciones de la Compañía Ladrillera de la Noche Buena, fue construido el parque -no es que se haya hundido.
Un vestigio del tiempo que puedes descubrir son las estructuras de reforzamiento en las paredes para evitar derrumbes debido al contraste del nivel original del terreno con el nivel del hundimiento; las encuentras en diversos sectores del contorno del parque. En 1893 se sembraron muchos árboles con el fin de fundar un bosque, el lugar se conoció como el Bosque de la Nochebuena.
A raíz de los procesos de modernización y el establecimiento de nuevas colonias, a finales de los años treinta lo que se conocía como el Bosque de la Noche Buena se transformó formalmente en un parque, y se le comenzó a conocer como Parque Escondido o Parque Hundido. Se construyeron andadores, jardines y fuentes.
En la década de los setenta se le nombró Parque Luis G. Urbina, en honor al poeta. En 1977 se colocó la pieza más representativa del parque, el reloj monumental, fabricado por la casa Relojes Centenario de Zacatlán Puebla, de diez metros de diámetro.
Por esa misma época fue la colocación de 51 réplicas de arte prehispánico, dispuestas en cinco diferentes rutas, correspondientes a las culturas de las que provienen. Todavía puedes guiar tu recorrido por las rutas Maya, Olmeca, Oaxaqueña, Totonaca/Huasteca y la ruta del Altiplano. Otras de las piezas ubicadas en el parque son una escultura ecuestre de Vicente Guerrero, la Plaza Dolores del Río, compuesta por una placa conmemorativa, una escultura y las fuentes frente al reloj, el fragmento de una balaustrada (barandal de piedra) del lado de la calle Porfirio Díaz y dos bancas de piedra, donación de negocios antiguos.
Recientemente se construyó un audiorama, espacio para escuchar música al aire libre, base del “Colectivo Audiorama”, en el que puedes escuchar música clásica de lunes a viernes de 8am a 4pm. Los fines de semana hay música en vivo y obras infantiles.
Es posible abstraerte del ruido y del tráfico de la capital una vez que te adentras en él; a pesar de la afluencia de visitantes, es un lugar muy tranquilo. La vegetación es abundante y, por lo que sabemos, antigua: hay bambús, pirules, olmos, olivos, naranjos y pinos. También hay una zona de juegos infantiles y de aparatos de gimnasio. Al fondo del parque hay mesas con tableros de ajedrez pintados. Siempre encontrarás un carrito de helados dando vueltas.
En cuanto pongas un pie dentro del parque, te darás cuenta que los visitantes más asiduos son los perros y sus paseantes. Para ellos está el área de mascotas, es una zona espaciosa y enrejada, destinada exclusivamente para jugar con tu perro sin correa de una manera segura. Otra de las facilidades para estos visitantes es la instalación de una clínica veterinaria dentro del parque, del lado de la calle Porfirio Díaz.
El Parque Hundido ha sido adoptado como punto de reunión por diversos grupos, entre ellos el grupo Bicicletero del Parque Hundido, que desde hace más de tres décadas se reúne en la esquina de Insurgentes y Avenida Porfirio Díaz (frente a la estatua de Vicente Guerrero) para iniciar sus rodadas.