Las megaciudades, como Tokio, e incluso urbes más pequeñas, como París, se enfrentan a un nuevo desafío en la Nueva Normalidad: tener una movilidad segura para evitar nuevos contagios de Coronavirus y que, al mismo tiempo, la solución no sea contraproducente en términos de sostenibilidad. Al ser el quinto centro urbano más poblado del mundo, con 21.58 millones de habitantes —de acuerdo con un reporte de 2018 de la Organización de las Naciones Unidas—, el reto del Valle de México no es menor.
Y es que las aglomeraciones en el transporte público pueden convertirse en grandes focos de infección. Según la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México (Semovi), 82% de los pasajeros se trasladan en microbuses, autobuses y combis, lo que representa 11.54 millones de personas diarias, al menos de lunes a viernes. En el caso del Sistema de Transporte Colectivo Metro las cifras son menores, pero no dejan de ser a gran escala: mueve a más de cuatro millones de personas diariamente, registrando un número mayor de aglomeraciones en las famosas horas pico, cuando entramos y salimos de la vida “godín”, de 6-9am y de 6-8pm. Así que Susana Distancia difícilmente cabe ahí.
Tenemos la posibilidad de utilizar vehículos particulares y taxis para tener un óptimo distanciamiento social, pero habrá que hacerlo con moderación y mucha conciencia: además
de ser una de las ciudades más grandes del mundo, la CDMX es también una de las más congestionadas, con 7.29 millones de viajes en transporte privado y un incremento de 66% en el tiempo de traslados, señala El Economista.
A estoy hay que sumarle el impacto ambiental que el parque vehicular provoca en nuestra urbe. No por nada, mucho antes de tener el primer caso confirmado de Coronavirus en la capital, la Semovi presentó un Plan de Reducción de Emisiones del Sector Movilidad, que incluye acciones como la restricción de la circulación de placas foráneas, el programa de gestión del estacionamiento, coche compartido en algunas vías de acceso controlado y planes escolares, institucionales y empresariales de auto compartido. ¿Pero cómo aplica la sana distancia en estos últimos casos?
Resolver el tema de un transporte seguro y sostenible, es el gran reto para autoridades y ciudadanos, y encontrar la solución podría ser la oportunidad que tanto esperamos para vivir mejor nuestra ciudad. Las medidas más urgentes de tomar: sanitización de unidades y alternativas para descongestionar el transporte público.
La 4S
En el plano federal, hay un plan de acción para restablecer la movilidad en la nueva normalidad, que corresponde a una Saludable, Segura, Sustentable y Solidaria —de ahí las cuatro “S”—. A partir de estos cuatro ejes principales, el documento desarrolla estrategias e indicadores para medir su eficacia.
“(Son) soluciones integrales que permitan alcanzar el bienestar de todas las personas en el corto plazo, esto ante la inminente necesidad de reactivar la economía, y dirigidas a la transformación de nuestras poblaciones y ciudades en entornos más saludables, seguros, sustentables y solidarios, en el mediano y largo plazo”, detalla el Plan de movilidad para una nueva normalidad.
El rubro de salud incluye estrategias como ciclovías emergentes, banquetas ampliadas, controlar el nivel de ocupación y sana distancia en el transporte público. En seguridad se habla de calles sin tránsito de paso, gestión de velocidad y entornos estratégicos seguros. Para la sustentabilidad se consideran control del uso del automovil y motocicleta, el escalonamiento de horarios y el trabajo vía remota. En el caso de solidaridad se retoman puntos como logística de carga de último kilómetro, uso de estacionamiento y calle para consumo local y aumentar
la frecuencia y oferta del transporte público.
Varias de estas medidas son tocadas en el plan de acción de la CDMX.