Seguro hay muchas razones por las que consideras otoño-invierno como tu temporada favorita del año: la celebración del Día de Muertos, el clima frío, los pretextos para ver a los amigos y la familia, los adornos de la época... Pero seguramente también lo es por las escapadas que amerita: unas noches en las cabañas cerca de la CDMX, un paseo por el Nevado de Toluca o, nuestro favorito, una visita —muy cuidadosa y consciente— a los santuarios de la mariposa monarca que, por fortuna, se encuentran a unas horas de la CDMX.
La mariposa monarca vive la mayor parte del año en Estados Unidos y Canadá, que cada otoño migra de forma masiva al Estado de México y Michoacán, recorriendo cuatro mil 200 mil kilómetros en esta travesía. La hibernación de este insecto volador ocurre en las montañas del Eje Neovolcánico, donde se encuentran bosques de oyamel, pino, pino-encino, encino y cedro.
Si los colores vívidos de esta mariposa no son suficientes para hipnotizarte, espera a conocer un dato muy particular y único de esta especie. Estos insectos en su etapa adulta reproductiva viven entre cuatro y cinco semanas. Sin embargo, la mariposa monarca tiene la llamada “generación Matusalén”, que nace a finales del verano y no es igual a las que le preceden. A esta generación pertenecen las mariposas migratorias y se distinguen por vivir de siete a ocho semanas con el fin de llegar a su destino en México.
Así que es una maravilla que nuestro país sea el albergue de la mariposa monarca en invierno y nosotros podamos deleitarnos con su visita. Al mismo tiempo, esto implica una responsabilidad para procurar su conservación.
Si quieres visitar algunos santuarios de la mariposa monarca cerca de la CDMX, recuerda hacerlo de la forma más responsable y sigue las indicaciones de los operadores turísticos para no interrumpir el descanso y ciclo de esta increíble especie. También te recomendamos llevar ropa cómoda y abrigadora.
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