Amantoli significa artesanía en náhuatl. Y quizá no haya nombre más atinado para este lugar, donde todo —las bebidas, la comida, el mobiliario y el servicio— es artesanal.
Amantoli está escondido dentro de una casona en la Roma, misma que está en proceso de recuperación; hoy el lugar se ve un poco vacío, pero dentro de poco tiempo habrá galerías de arte, tiendas de ropa y muchos espacios más. Y la ubicación del tap room dentro de la casa es súper privilegiada: al fondo, en medio de un patio y sumergido detrás de unas paredes tan altas que impiden ver y escuchar el caos citadino, pero que dejan entrar luz y aire para que disfrutes del día. Ahí están 15 llaves de chela artesanal y otros fermentos listos para ti.
Además de chelas independientes mexicanas, en Amantoli encontrarás tepache (piensa en la imagen: tepachito fresco saliendo de una llave), kombuchas, sodas artesanales y, en un futuro cercano, pulques. De hecho, cuando fui, el personal estaba haciendo algunas pruebas: mezclaban cold brew hecho en casa con un poco de tepache artesanal. El resultado era súper refrescante, equilibrado, elegante y original —había que probarlo—.
Aquí le echan ganas para tener muchas chelas de temporada: aun cuando el lugar no tiene ni tres meses de haber abierto, muchos destapes y presentaciones de cervezas ya están ocurriendo aquí. A nosotros nos tocó probar la Berliner Weisse con fresa, guayaba rosa y toronja de Cervecería Itañeñe, ¡pero no duró más que unos días! Así que seguramente cada que vayas te encontrarás con una opción nueva.
El menú para calmar los monchis no se parece al de ningún otro tap room; aquí en vez de tener las típicas alitas de pollo o los aros de cebolla, tienen guacamole con chapulines —que traen directamente de Oaxaca—, totopos con tasajo y crema de rancho y, si hace más hambre, una torta de chamorro en salsa de tres chiles, de la que pronto habrá opción vegana.
Y para una experiencia fuera de lo usual, éntrale a los postres con su respectivo maridaje chelero: pay de mango con una IPA o pay de mora azul con una porter.
Hay que mencionar la atención; aquí puedes ir con una idea súper firme de lo que quieres o dejarte llevar por las recomendaciones de las y los meseros, pero lo que sí es que el personal de servicio está más que capacitado para ayudarte a elegir la mejor bebida para ti y, si nomás no te decides, puedes pedir tu taster en la barra. El personal te acompañará mientras pruebas tu bebida y te la explicará, para que no te quede ni una sola duda y te decidas por la cheve que te haga más feliz.
Definitivamente Amantoli abrirá camino para quienes quieren echarse una chela pero no quieren el bluff que generalmente acompaña a la bebida. Cae bien ver a los encargados mezclando las chelas y buscando las mejores opciones posibles. A fin de cuentas, aquí la onda es pasarla bien y beber aún mejor, siempre privilegiando lo artesanal y lo local.
Te recomendamos: ¿Nuestra ciudad será una de las mejores de 2021? ¡Ayúdanos a averiguarlo!