Ilustración del cómic Lost at Sea
Ilustración: Cortesía Editorial Kamite
Ilustración: Cortesía Editorial Kamite

Rockstar Comic: Lost At Sea, Scott Pilgrim vs el mundo… ¿y gatos?

Bryan Lee O’Malley es el responsable de este cómic. ¿Qué similitudes tiene con Scott Pilgrim? Jesús Chavarría te cuenta

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Han pasado ya 10 años desde el estreno de una de las más efectivas e interesantes adaptaciones que se han realizado de un cómic. Y el paso del tiempo no ha hecho sino acentuar la lucidez con la que el director Edgar Wright supo entender y trasladar a la pantalla grande, la divertida conjunción de convenciones y códigos sacados del mundo de las arcades, la música, el anime y el cartoon, mismos que le sirvieron al canadiense Bryan Lee O’Malley (Lost at Sea) para reinterpretar una parte del desencanto, furia y melancolía que impregnaba el deambular de aquellos que, como él, fuimos adolescentes de los noventa.

Nos referimos Scott Pilgrim, un retrato generacional que se enriqueció con el lenguaje cinematográfico, para alcanzar cierto estatus de culto. Sin embargo, este ejercicio de autoreferencia impulsado por la retroalimentación de otras formas de expresión, ya había sido puesto en práctica en la que puede ser considerada como su contraparte, la ópera prima del mismo autor titulada Lost at Sea.

Y es que aunque en ella también explora esa sensación de vacío existencial predominante en los jóvenes de la época, aludiendo al espíritu indie que cobrara tanta fuerza en los medios, en este caso es para ofrecer un enfoque introspectivo y a veces inquietante, dentro de un relato que se plantea como una especie de roadmovie en papel.

Lost at Sea tiene como eje principal a una chica convencida de que en algún momento perdió su alma —al estilo Bart Simpson—, o que alguien se la quitó para venderla o ponerla en algún otro ser. Pese a esto último, no debemos confundirnos, las cuestiones sobrenaturales no son parte de los ingredientes. Se trata de una metáfora con algunos gatos involucrados, dentro de un simpático pasaje encaminado hacia el auto descubrimiento, ese que suele otorgar un agridulce alivio ante la soledad de enfrentarse consigo mismo.

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Ilustración: Cortesía Editorial Kamite.

Así pues, la estridencia que es parte de lo que caracteriza al ya mencionado cómic Scott Pilgrim, aquí no tiene lugar, la trama es guiada por el envolvente monólogo interno de la protagonista, quien va arrojando cuestionamientos acerca de las inseguridades que enrarecen lo cotidiano, la incomodidad que consume la convivencia, las implicaciones del amor juvenil siempre de naturaleza tan seductora como ingenua y misteriosa, así como la redefinición de quienes somos a través de la mirada de los otros.

Todo esto ocurre en Lost at Sea mientras las secuencias, cuyas viñetas fragmentan el pequeño escenario dentro de un auto para reflejar la enorme distancia emocional que viven los personajes, pese a encontrarse muy cerca físicamente. Las sucesiones transitan contenidas, explotando solo en puntuales momentos de humor para ofrecer apenas efímeros respiros ante las emociones, producto del sinsentido que se manifiesta como una aflicción crónica y prematura.

Lost at Sea es un recorrido íntimo, reflexivo y de mustia belleza, por los parajes que ofrecía el proceso de encaminarse al mundo adulto, mientras el pasado siglo se extinguía irremediablemente. Este título llega a México por Editorial Kamite en un solo tomo, complementado por un par de pequeñas historias, para disfrutar un poco más del encanto de los protagonistas, con los que es inevitable terminar enganchado.

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