Es uno de los rincones más bellos de Chapultepec y también uno de los más complejos. Esta obra hidráulica hacía posible la existencia del sistema Lerma-Cutzamala, que alimenta de agua a buena parte de la ciudad y que llega precisamente al bosque. Ahí podrás dejarte atrapar por la mística Fuente de Tláloc y el mural El agua: el origen de la vida en la tierra, ambas obras de Diego Rivera. Aunque este último estaba concebido para observarse parcialmente bajo el agua, en los noventa el caudal que llegaba al cárcamo tuvo que ser redirigido para evitar que la pieza se deteriorara más.
Esto eliminó el sonido del agua dentro de la construcción, que años después fue reemplazado por la instalación sonora del artista Ariel Guzik, Cámara Lambdoma. El resultado sigue siendo impresionante: una obra que te empapa visual y sonoramente de belleza.
Tip: Si vas con niños, no olvides visitar el Centro de Cultura del Agua, que está a unos metros del Cárcamo. Ahí les explicarán, a través de talleres, el mural de Rivera y algunos datos científicos sobre el agua.